Lanzas Güanches: Un enigma en la Conquista de Canarias.

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Otra manera de acercarnos a la Cultura y forma de pensar de nuestros antepasados Güanches y sus estrategias de adaptación y aprovechamiento de los recursos que el Medio Natural le ofrecía, es el estudio y acercamiento a su cultura material. Algo que siempre ha llamado la atención de todo el que ha tenido noticia, son los elogios que se hacen de su armamento, en especial de las lanzas y jabalinas.

Es además, otro elemento que puede darnos pistas sobre la posible fecha del primer poblamiento de las Canarias, bien por dataciones de artefactos, o por comparaciones con otros lugares. El motivo de ocuparnos de la lanza Güanche es triple:

1-      Es un instrumento conocido en la Arqueología que se sabe como nació y como ha evolucionado a lo largo de los milenios en que fue algo inseparable para el Hombre desde el principio de su andadura sobre la tierra como tal.

2-      Se han encontrado ejemplares en algunos yacimientos de Canarias.

3-      Existe abundantes referencias a su uso y efectividad en la Crónicas y Relatos de la Conquista de Canarias. Aunque se hable mucho de ellas, pocas son las descripciones concretas que tenemos de ellas salvo vaguedades y generalizaciones. Eso sí, al parecer de los amanuenses que escribieron los documentos antes citados, eran muy eficaces en el cometido a que se destinaban.

El nacimiento de la lanza.

“.... el orden lógico nos conlleva de la básica pedrada, al lanzamiento de una sólida maza ósea o de una pesada estaca de densa madera y como más avanzado invento, a la lanza básica terminada con una agudizada punta endurecida al fuego.

Con esos medios, defenderse de un agresivo animal sería, cuando menos, algo extremadamente peligroso o casi imposible pero cómo la lanza fue un gran invento, pronto debió de ser munida con una puntiaguda y lacerante punta lítica bien engarzada al largo astil y se supone que, dada su fragilidad ante un fuerte impacto, no serían arrojadas de lejos contra la pieza, sino que, sin soltarlas, serían dirigidas y empujadas contundentemente contra lo más vital de su cuerpo y esto debería de acontecer así pues la creación de cada punta de lanza conllevaba un muy laborioso trabajo.

Con el tiempo se iría experimentando y aparecieron los venablos de caza, es decir, unas lanzas más ligeras y pequeñas, cuyas puntas líticas también lo eran y tal concepto facilitó su uso como arma arrojadiza hasta unos 15 metros de distancia efectiva, sin importar demasiado si la punta se rompía al fallar...”

La secuencia lógica del nacimiento y evolución de la lanza, va aparejado a otro gran descubrimiento del Hombre, la talla de la piedra para producir los útiles necesarios para comenzar a fabricarse sus armas de caza y dejar de usar aquello que se encontraba casualmente en el campo. La primera lanza construida ex profeso por el hombre era más bien una pica o lanza grande, para aprovechar la fuerza bruta y empuje del animal y sumarlo a la propia fuerza al golpear. Estuvo vigente más de 1. 000. 000 años, siendo el Neandertal el último en usarla, aunque en la actualidad existan algunos pueblos que todavía la usan. Se tienen fundadas sospechas para suponer que inventó el concepto de ponerle una punta lítica, aunque fuera el Cromañón el que desarrollara esta estrategia (El Ateriense Norteafricano tenía una amplia gama de instrumentos y puntas capaces de enmangarse o munirse a un hasta de madera, gracias a los pedúnculos hábilmente tallados de su rica industria lítica) Luego, los primeros pobladores de Canarias tendrían que conocer esta técnica. Ni aún viniendo antes de que se inventara añadir una punta a la lanza clásica, lo que nos llevaría al Musteriense del mundo Neandertal cosa que sería ir muy lejos y no está acreditado ni se sospecha siquiera, las siguientes arribadas humanas, traerían consigo como mínimo el “Concepto y el convencimiento de que puede hacerse e incrementa la efectividad el arma”.

Sin embargo, la Arqueología todavía no nos ha dado pruebas reales de que los Güanches usara puntas líticas o de hueso en sus lanzas. Se sabe por Crónicas y Relatos de la Conquista y por pruebas arqueológicas, que usaban astas de cabra, pero nada más. Y que se sepa, tampoco han aparecido piezas talladas como las Ateriense u otras, donde sea apreciable el clásico pedúnculo para sujetarla a un astil de madera. Lo que sí se sabe, es que la microlitización de la industria Epipaleolítica y Mesolítica, trajo aparejado otros sistemas para enmangar o munir las pequeñas y geométricas piezas líticas, pero aunque hay menciones a este respecto en los documentos antes citados, la Arqueología todavía no nos ha ofrecido pruebas de ello. Como casi todo en Arqueología canaria, pocas pruebas empíricas y un inmenso corpus de especulaciones y suposiciones interesadas, .....

Se usara un método u otro, el caso es que, habiendo llegado a Canarias gentes en diferentes épocas y con culturas distintas, incluso en tiempos protohistóricos, en todas las cuales se conocía y se aplicaba el concepto de dotar con una punta de hueso, asta o piedra a la lanza, este “no se haya encontrado en Canarias”, salvo los regatones de cuerno de cabra de algunas- pocas- piezas. Y sin embargo, según se nos cuenta, fueran como fueran, eran de una efectividad terrible.

Según nos cuentan los Cronistas y Relatores de la Conquista de Canarias, las tropas europeas se encontraron con muchas sorpresas desagradables e inesperadas al trabar combate con los Güanches, ya que tras haber resultado victoriosos contra los ejércitos Mazigios que los musulmanes habían llevado a la Península Ibérica, sufrieron humillantes derrotas frente a un puñado de fieros guerreros de la Edad de Piedra, curiosamente, antepasados directos de los integrantes de esos ejércitos llevados a la Península Ibérica por la elite musulmana.

El ejército que los europeos trajeron  a Canarias, era un ejército clásico medieval, armado de la forma típica de aquellos tiempos, reforzado además de las primeras armas de fuego, mosquetes y bombardas. A las clásicas espadas, lanzas, arcos y flechas, ballestas y las armas de fuego ya dichas, contaban además, con protecciones de jubones de cuero remachado, madera y metal, así como las conocidas cotas de malla, escudos, cascos y armadura los “caballeros” y la nobleza. Contra gentes armadas de tal forma, tenemos a los Güanches, protegidos sólo con sus pieles y pequeños escudos de madera de Drago recubiertos de piel de cabra y armados de palos y piedras.

Aún así, los Cronistas y Relatores de estos hechos nos cuentan su asombro al comprobar como incluso las cotas de malla resultaban ineficaces contra las lanzas sin hierro de nuestros antepasados; Veamos algunos testimonios:

Le Canarien:

·        Y los hombres llevan grandes lanzas sin hierro, porque no tienen ni hierro ni otro metal;

·        Y con lanzas de madera sin hierro, conque hacían mucho daño,

·        Los hombres llevan en sus manos grandes lanzas que no están herradas, porque no tienen hierro ni otro metal.

Pedro Gómez Escudero:

  • Lanzas tostadas y mazas de palo.

·        Tiraban lanzas de tea todo a puño que pasaban el escudo y un hombre parte a parte,

·        Las armas son lanzas tostadas las puntas y dardos y palos muy gruesos y espadas grandes como duelos, pero mas largos y gruesas de palo recio, acebuches, sabinas, palo de montaña y tea,

  • Con las lanzas y dardos arrojados pasaban un escudo y adarga[1] y herían muy mal a el español.

Pedro Agustín del Castillo:

·        Lanzas largas, y dardos de tea, tostadas las  puntas, y de otros fuertes ramos que Llamaban banotes.

  • Lanzas de fina tea eran sus armas Tarjas de drago, piedra fulminante, Y espadas do  acebuche, que en sus brazos No menos que de acero parecían.

Viera y Clavijo:

  • Sus armas eran Tezzzes, bastones de tres varas de largo, Magados, garrotes con dos grandes bolas en los extremos, armadas muchas veces con tabonas o pedernales afilados, Mocas varas endurecidas a fuego y muy puntiagudas, Banotes, otra especie de dardo fabricados en de sabina o de tea, con dos pequeños globos donde se fijaba la mano y a trechos ciertas muesquecitas que rompían después de dar el golpe, dejándolas dentro de la herida.

Tomás Marín y Cubas:

  • y espadas, y montantes de palo, y lanzas sin hierro.

Viera y Clavijo:

  • Dardos y lanzas endurecidos los extremos al fuego; espadas de tea, clavas[2] armadas de pedernales.
  • También lanzaban garrotes (Palos cortos y gruesos. ¿Boomerangs o toletes?[3])

Torriani:

  • Armados con lanzas cuya punta estaba ligeramente quemada y con dardos largos como los pilos romanos, hechos a modo de azote.

A. J. Benítez, Historia de las Islas Canarias, Edición  Ilustrada:

·  Los antiguos isleños hacían sus cuchillos principalmente de obsidiana, y también de basalto, que algunos historiadores confundieron con el pedernal. Remataban sus dardos y lanzas (de que hablaremos á su tiempo) con puntas de piedra más o menos triangular, y uno de cuyos ángulos era más agudo que los otros. Algunas presentan una sola fase plana y otras tiene la forma de almendra. Vernau dice que las primeras corresponden al tipo del Moustier de los arqueólogos y las segundas al de Saint Acheul.

Gregorio Chil y Naranjo:

·         Dardos y lanzas endurecidos al fuego, cuyas puntas aguzaban unas veces y otras armaban de pedernales ó astas de cabra,

·        Los montantes de palo desjarretaban los caballos y cortaban piernas y brazos con gran facilidad, con las lanzas y dardos arrojados pasaban un escudo y adarga, y herían muy mal á el Español.

Telesforo Bravo:

·        Lanzas de madera, cuchillos pequeños de obsidiana, cantos rodados naturales, hachas de basalto pulimentado o sin pulimentar.

Resulta evidente que algunos se copiaron unos a otros, pero aún así el hecho en sí no deja de resultar llamativo y curioso; ¿Cómo podía ser que una lanza o garrote sin puntera lítica, ósea o metálica pudiera atravesar la protección de estos guerreros medievales que, recordemos, habían vencido a ejércitos armados de forma similar?

Es evidente que estos amanuenses, escritores o relatores no prestaron mucha atención a la hora de describir el armamento aborigen, tal vez por el asombro o por el desprecio que sentían hacia “los bárbaros”, lo que para nosotros, cinco siglos después resulta un enigma, ya que la Arqueología moderna no ha logrado desentrañar todavía este misterio, y son ellos mismos los que dicen que esto sucedía.

Nuestros antepasados, a pesar de su forma de vida y predisposición y facultades cultivadas desde niños para la lucha, a fin de cuentas, no dejaban de ser hombres y no titanes, lo que tampoco explicaría que en contraposición madera y metal, sobresaliera la primera por muy endurecida al fuego que estuviese. ¿Pero cómo es eso de que “se endurece” la madera con fuego?

Pero, ¿Realmente el uso del fuego y materias grasas endurece la madera? No, claro está. El uso del fuego ayudaba al desbastado y afilado de la lanza cuando los instrumentos líticos no eran tan efectivos y especializados como en el Paleolítico Inferior, Medio y Superior, y el uso de materias grasas hacía que el efecto del fuego (Calor) fuera más rápido ya que lo transmite más rápidamente a la madera, que debido a la poca efectividad de las herramientas, debía trabajarse “verde”, lo que facilitaba enormemente el trabajo con tan rústicas herramientas y aceleraba el proceso de secado.

Con el tiempo, el hombre se dio cuenta que el calor desaloja o evacua el agua que contiene la madera, haciéndola más compacta, con lo que aumentaba su resistencia al desgaste y a la rotura, y que las materias grasas empleadas en el proceso, al ser absorbidas por la madera seca, creaba una capa aislante que impedía su rehidratación[4]. Un anciano campesino de Anaga, que guarda el secreto de cómo sus antepasados “preparaban los palos que usaban sus mayores[5]”, en su lenguaje sencillo trató de explicarme “su secreto” que se podría explicar así:

Mientras un secado normal no consigue la casi total evacuación de líquido ni la cristalización de la savia, el fuego sí lo hace, consiguiendo que la madera se “encoja sobre sí misma” presentando un conjunto más compacto, “más duro y resistente al desgaste y la rotura”.

Para poner un ejemplo que podamos entender, es como las estrellas cuando mueren, que se “encogen sobre sí mismas, haciéndose más densas”, lo que haría a esos materiales más resistentes al taladrado, golpes, etc.

 Claro está que todas las maderas no tienen la misma dureza o resistencia, y las hay que como la llamada madera de balsa casi se rayan con una uña o algún instrumento similar, y hay otras que incluso usando algunos metales duros trabajarla resulta una labor bastante laboriosa. ¿Pero, tan duras como para colarse entre los anillos de una cota de malla y atravesar un cuerpo humano? Veamos, para no repetir lo dicho anteriormente, resumiremos lo dicho por las crónicas y relatos de la Conquista:

-         Traspasan un hombre de banda a banda.

-         Atraviesan escudos, adargas y cotas de malla.

-         Eran arrojadizas.

Haciendo algo de Arqueología experimental, una vez construido el banot, dejando la última fase del afilado de la punta para el final, cuando la madera está totalmente seca, se puede conseguir una punta tan aguzada como una aguja y tan dura que se atraviesa de un golpe un guante (De trabajo; Homologado por la CEE) hecho de cuero de vaca. Puede entenderse perfectamente que sea capaz de atravesar un cuerpo humano si no tropieza con algún hueso; Todo depende de la punta y su dureza y la “fuerza del golpe asestado” (La fuerza con que es lanzado el proyectil y su “trayectoria balística[6]”)

En lo referente a que atraviese una adarga, que está hecha de cuero de vaca, tampoco representa ningún problema, habida cuenta que el cuero seco tiende a ser quebradizo y a poco que se humedezca pierde resistencia y la capacidad de mantenerse firme. Otro es el caso de los escudos ya que son dos los materiales empleados como se vio en la nota a pie de página. La parte de cuero o tela embreada no presenta problema, todo lo contrario, al tener detrás una superficie dura hace que se incremente el índice de penetración pues “no cede a la presión ejercida por el dardo” y por tanto la presión de la punta se hace más poderosa; Si la madera es “acorchada” la penetración del dardo, como en el caso de un cuerpo humano, depende de la dureza de la punta y la fuerza del golpe dado (La fuerza con que es lanzado el proyectil y su “trayectoria balística”) Por el contrario, si la madera del escudo es más fuerte que el corcho y otras maderas por el estilo, la penetración del dardo de madera por fuerza debe ser menor. Es en este caso y en el de las cotas de malla donde surgen las dudas, sobre todo si tenemos en cuenta que algunas iban cosidas sobre jubones de cuero, o los soldados usaban jubones de este material o de paño grueso debajo de las mismas para evitar el roce del metal sobre la piel.

Que la punta aguzada de un banot pudiera colarse entre los anillos de las cotas de malla es posible, que fueran capaces de causar una herida superficial, también; Pero atravesar de banda a banda una persona ya lo veo más complicado pues las cotas de malla cubrían también la espalda. ¿Se auxiliaban entonces de otras puntas? Mas arriba hemos visto (Y la Arqueología esta vez confirma las crónicas y relatos) como se habla del empleo de cuernos o asta de cabras. Un cuerno procedente de un animal joven, afilado bien puede penetrar lo suficiente para herir gravemente e incluso matar, pero no traspasar de banda a banda, lo mismo que uno de piedra, y referencias al empleo de puntas líticas las tenemos aunque no explícitamente en dardos y lanzas, por lo menos en cuanto a “Crónicas” propiamente dichas.

Cuadro de texto:

Es cierto que entre estas hay más o menos consenso de que sabían sujetar lascas cortantes y punzantes en las mazas y garrotes, por lo que podemos acertadamente suponer que también podrían haberlo hecho en los dardos y lanzas aunque en la actualidad no se hayan encontrado los dardos y lanzas descritos en tiempos de la conquista (Al menos las puntas) podría confirmarse puesto que puntas líticas de basalto y obsidiana si que se han hallado, lo mismo que cuernos.

En la siguiente página vamos a analizar una comparación entre puntas líticas de Canarias y de otros lugares (Foto Izq.)

Las puntas A y B son de obsidiana, de Tenerife y G. Canaria respectivamente. De la punta A podemos decir que, aún no asemejándose a las típicas puntas pedunculadas del Ateriense, su parte inferior es un pedúnculo al que puede sujetarse un astil como en las dos puntas inferiores que corresponden al Paleolítico Superior europeo.

En el caso de la punta B podemos decir lo mismo, pues incluso la muesca inferior parece estar diseñada ex profeso para eso, lo mismo que los rebajes de la parte superior de las aletas, que parecen diseñados para facilitar el atado o sujeción del astil. Ambas puntas, A y B parecen ajustarse a lo dicho por Vernau sobre el uso de puntas líticas.

Otra de las características de los dardos usados por los Güanches, al menos para Tenerife, es las “muescas” que llevaban en las puntas para, una vez dado el golpe y penetrado el cuerpo del enemigo, mediante cierto movimiento, quebrarla y dejar dentro del mismo un trozo de la punta. En este caso la Arqueología no ha demostrado la veracidad de esta aseveración de Cronistas y Relatores de la Conquista, que sería además incompatible con el uso de puntas líticas.

Otro aspecto es como se usaban estos dardos o banots, que a pesar de ser una especie de jabalinas, también se usaban “a manteniente”, es decir, más o menos  a dos manos como con un “mandoble” o espada larga que se manejaba a dos manos (Es la comparación más aproximada que se hicieron con algo que ellos conocían).  Es este un aspecto difícil de explicar y o entender que como otros muchos aspectos de las crónicas y relatos no fueron suficientemente explicadas en los tiempos en que se escribieron, porque también se dice que tenían unas protuberancias para que la mano no resbalase en el momento de “dar el golpe” y esto si que se ha podido comprobar por la ciencia arqueológica con el hallazgo de algunos ejemplares enteros.

Cuadro de texto:

L. D. Cuscoy compara los banots de los Güanches con los “pilum” romanos, pero entiendo que siendo los primeros más antiguos, serían los romanos los que copiaron el diseño de tales armas, no a los Güanches, pero sí a otros pueblos de las riberas del Mediterráneo.

Sea como fuera, el caso es que es un arma muy  versátil, ingeniosamente diseñada y que la técnica para su uso (“A manteniente”) , puede ser el antecedente de nuestro actual “juego del palo”. Recordemos que según las crónicas y según la Arqueología moderna, este arma consta de dos puntas, luego puede herir por ambos extremos, sea con puntas de madera, asta, piedra o hueso, como también apunta Cuscoy en un trabajo dedicado a este arma.

 

En las imágenes anteriores vemos algunas de las formas de ataque y defensa del llamado “juego del palo”, que como se aprecia, “a manteniente”, son golpes dados con las puntas de la  vara, que en este caso, sustituyen al banot en el simulacro de lucha.

A primera vista, para un neófito podrían parecer inocentes acrobacias con una vara que puede hacer más o menos daño, pero en ningún caso podrían ser mortales, por lo que a muchos no les parece este “juego” un arte de combate. Ya el mismo  Antonio de Viana en “La Conquista de Tenerife” (1604) mencionaba el hecho de que los Güanches eran muy diestros en el uso y manejo de pimpollos de los árboles, que jugaban ligeros a dos manos..[7].”

Los “golpes” dados de punta o trozo (Ambas puntas del palo) van dirigidas a ojos, cuello, hombros, costados, barriga y testículos, aunque podríamos incluir muslos. Con un “pimpollo de árbol o vara, no parecen muy peligrosos salvo el primero y el penúltimo, pero si en lugar de estas varas usamos un banot, el panorama cambia radicalmente, ya que ambas puntas estarían afiladas y o armadas de puntas líticas, óseas o de asta, lo que convertiría los golpes en mortales o al menos en heridas que acarrearían si no la muerte inmediata, si terribles heridas que incapacitarían al enemigo y terminarían por desencadenar el trágico desenlace, más en tiempos en que las infecciones estaban a la orden del día.

Pero todo esto no nos aclara como es posible atravesar una cota de malla. Sin embargo, la hipótesis que alumbra Cuscoy si pudiese arrojar luz en este asunto. En la “Historia de la Caza con Arco y Flechas desde la Prehistoria hasta hoy”, hay un pasaje que vendría a hacernos entender el cómo y el porqué de la cuestión.

Como ya dije, cuando se produjo la invasión de la Península Ibérica por parte de tropas procedentes del Norte de África, aunque fuera al mando de las elites árabes, la tropa estaba formada principalmente por Mazigios, y son precisamente estos los que forman el grueso de las tropas. Pues bien, en este tratado sobre la caza con arco se dice:

“...... fue por su arquería a caballo y sus tácticas entonces prácticamente imbatibles, al estilo de los Correfuyes, siendo prueba de lo expuesto, que durante toda su estancia en el Al- Andalus, cada final de primavera se recogían, por indesobedecibles órdenes de muy alto nivel, el máximo de desmogues[8] de los ciervos existentes en sus territorios para llevarlos a Sevilla que era donde existían las más importantes fábricas de arcos compuestos y en donde se hacían, con astiles logrados con resistentes y finas cañas nacidas en las orillas del Guadalquivir, sus temibles flechas de guerra capaces de atravesar las cotas de mallas, no por romperlas, sino por colarse entre sus metálicos anillos al ser sus puntas unos largos aguijones que se hincaban profundamente en quienes impactaban”.

Creo que habla por sí solo y sin necesidad de más comentarios. ¿Llevaban un largo aguijón de hueso las Lanzas y jabalinas Güanches? Pero entonces ¿Cómo serían realmente estos banotes? Si fuera cierta la sospecha de Cuscoy, debieron ser algo así:

Un conjunto de madera, cuerno y hueso. ¿Explicaría el poder tan penetrante de las lanzas Güanches? Desde luego, si se puede encontrar un hueso aprovechable que una vez tallado, alcance unos 30 ó 40 cm aproximadamente de largo; Sin duda alguna. Lo que habría que ver es la posibilidad de encontrar huesos de estas dimensiones en la cabaña ganadera (Cerdos incluidos) de la Sociedad Güanche, lo que se me hace bastante difícil de creer, salvo el caso de animales excepcionalmente grandes.

Otra opción sería la combinación de cuernos de ganado joven, astillas de hueso o piedra para conseguir un regatón lo suficientemente delgado y afilado para crear un punta pequeña formada por varias piezas (Foto inferior)

Cuadro de texto:

A estas teorías se les puede poner un reparo, a parte del tamaño de los huesos, y es que tanto las puntas de piedra como su talla y la obtención del material más adecuado, la obsidiana, condicionan bastante su uso, sobre todo en un arma que puede perder la punta al errar el golpe y chocar con objetos más duros que la carne humana o el cuero.

 

Por otra parte, es preciso hacer notar que el basalto no se presta a obtener este tipo de puntas largas, y aunque la obsidiana sí, el más mínimo sentido común de una comunidad que no tiene forma de importar nada del exterior, aplicaría a dicho material las más serias y estrictas normas o controles de uso, pues es un bien escaso y finito, al menos la de “fácil obtención a nivel de suelo”, por tanto creo que se investigaría al menos en otras direcciones.

 

Insisto, además no cumplirían sobre lo que se ha dicho sobre “las muescas que dando el golpe dejaban dentro del cuerpo del enemigo”, algo que todavía no se ha constatado. Insisto también en que una punta de piedra se rompería al chocar contra una cota de malla y sería incapaz de colarse entre sus anillos metálicos.

 

Por otra parte, algún autor (Las Razas Humanas, Instituto Gallach) incluye en la Cultura Material Güanche el uso de arpones, algo de lo que, sinceramente no tenía noticia alguna, y que amplía y complica al mismo tiempo este tema, del que trataré al final, y que coincidiría con la hipótesis apuntada por Cuscoy, y de la que también el Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen, alias Eduardo Pedro García Rodríguez me ha hablado recientemente.

Cuadro de texto:  Para explicar este enigmático asunto, de las industrias y medios con que contaban los Güanches, solo nos queda la madera. Y en este último caso, viene a ayudarnos la Arqueología, ya que contamos con una prueba empírica que demuestra el efecto que una lanza Güanche, en este caso un Banot de Tenerife, puede tener sobre el cuerpo humano (Foto izquierda)

La vértebra perteneció a un Güanche de Daute que fue sepultado en la cueva de Majagora, y como se aprecia, todavía lleva un trozo de la punta de un banot que le causó la muerte, fabricado en madera de viñático, árbol de madera muy dura.

En la foto, a escasos centímetros de la zona de rotura de la punta de madera, puede apreciarse un pequeño rebaje en la madera que podría ser una de las muescas de rotura que mencionan las Crónicas y Relatos de la Conquista; En cualquier caso, si no ahí, estaría en la zona donde fue rota la punta que quedó dentro del cuerpo.

Con una astilla de estas maderas de proporciones parecidas a las que en el dibujo superior corresponde a la de hueso, se conseguiría el mismo efecto que este. Y tal vez, fuera más fácil de sujetar al asta de madera que el hueso. Es más, podría incluso prescindirse de la parte de cuerno si se fabrica una pieza de madera que encaje en la punta de los banotes descubiertos, que luego se sujetaría con correas de cuero, tendón o fibras vegetales. L. D. Cuscoy también sugiere el uso de puntas de madera aparte para los Banots. Más adelante también trataremos este tema.

Hay un pasaje de Torriani que cuando lo leí me desconcertó:

“ Armados con lanzas cuya punta estaba ligeramente quemada y con dardos largos como los pilos romanos, hechos a modo de azote.”

(Foto superior: Legionario romano armado de gladius- espada- y pilun- lanza-)

La palabra azote, define una especie de látigo con varias correas llenas de nudos u objetos pequeños y cortantes o puntiagudos sujetos a ellas, con el objeto de causar más daño al reo contra el que es/ era usado. Y uno se pregunta que tiene que ver un látigo con una lanza en forma de “pilun” romano, salvo que se “quiera explicar algo con una imagen aproximada”.

Para que no me pase a mí lo mismo, primero analicemos un “pilun” romano, el arma clásica de todo legionario romano, junto el gladium o espada corta. Como podemos comprobar no se parece en nada a un látigo destinado a azotar a la gente.

Pero vayamos por partes, si la descripción de Torriani es cierta, las lanzas Güanches que describe tienen que guardar una forma más o menos similar.

A este aspecto “con ataduras y nudos”, se une la costumbre Güanche de sujetar algunas fibras vegetales y pequeños tallos a las armas (Juncos), magados, garrotes grandes, etc., “para que silbaran o hicieran ruido dicen los cronistas y relatores, en el momento en que son blandidas. Más bien para que el enemigo se fije en esos adornos, pues mientras los está mirando delante de sus narices, no ve ni la punta de la lanza ni el Magado con bolas de piedra o erizado de lascas de basalto u obsidiana. Lo que quiero decir, es que entre las ataduras para construir el Banot y los adornos, el aspecto general sería como el de un látigo con el mango largo y las correas cortas:

En este caso sería una solución genial de la Sociedad Güanche, y una adaptación perfecta a los Recursos Naturales insulares, ya que no disponiendo de los recursos casi ilimitados del Continente, encuentra materiales alternativos al Silex/ Obsidiana, sin los problemas de fragilidad y difícil talla de puntas para sus lanzas, sustituyéndolos por otro mucho más abundante, más fácil de trabajar (En “verde”), más fácil de sustituir y sobre todo, tanto o más eficaz que el uso de la piedra.

¿Pero existen en Canarias maderas lo suficientemente duras y fuertes como para sustituir al hueso con éxito en las lanzas? La respuesta es un rotundo sí. Maderas como la Tea de Pino (Pinus Canariensis), Sabina (Juniperus phoenicea), Barbuzano (Apollonias barbujana), Viñátigo (Persea Indica), Brezo (Erica Arbórea), Acebiño (Ilex Canariensis) (Ambos de Montaña) y algunas otras, las cuales, por sí solas o endurecidas al fuego, son de una increíble dureza.

No hablamos de maderas normales, sino de unas especiales, de increíble dureza. Recordemos que en las Crónicas y Relatos, se menciona cantidad de veces que los Güanches, construían una especie de espadones de tea y sabina, “tan afiladas que cortaban como el metal, capaces de desjarretar un caballo, y traspasaban adargas...” Si eran capaces de todo eso sin lascas de basalto u obsidiana con que también armaban los garrotes, con lanzas y banotes hechos de las mismas maderas, ¿No iban a traspasar al jinete? Por supuesto.

No debe extrañarnos el uso de la madera para estos fines, pues no sería el primer caso en que sucede. Tengamos en cuenta que es en el Epipaleolítico- Mesolítico cuando se retiran los hielos de Europa, se extienden los bosques y con ellos un mayor aprovechamiento de la madera que hasta entonces. Por otra parte, sólo el uso de cuchillos y útiles de bambú, explica que en el Sureste asiático no se encuentre, por ejemplo, el hacha de mano con la típica forma de pera, que hizo su aparición hace más de 1.4 millones de años. Solo el uso de este material puede explicar el abandono de la industria lítica en el Paleolítico Inferior.

Pero hay otro detalle para la flexión, y es la forma de la punta de madera, que no se ajusta al modelo de los banots encontrados, que tienen una punta en forma cónica y sin las “muescas” de las que hablan las Crónicas y Relatos. La forma de la que aún está clavada en la vértebra es ciertamente “aplanada, y en donde señala la flecha se observa una pequeña muesca “de rotura”, tal como se describe en dichas Crónicas. Cualquiera se preguntará, porqué este “banot” era diferente a los encontrados, y la respuesta es que lo que estamos observando es “la punta” que se le acopla al hasta principal, como ya vimos antes, cuando lo comparamos con el pilum romano. La forma “aplastada” del mismo, se debe a que si fuera totalmente redondo dificultaría la penetración de la misma entre las costillas, mientras que con esta forma si puede atravesar un cuerpo humano, pasando entre el espacio inter- costillar (Que la punta no parezca tan aguda como para realizar esta función, se debe a los efectos del paso del tiempo y los ácidos de la putrefacción del cadáver, que lógicamente, el desgaste y pérdida de masa afecta más a las partes más finas de la pieza de madera)

Retomando otra de las hipótesis de L. D. Cuscoy, de la que el Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen, alias Eduardo Pedro García Rodríguez me habló recientemente, en el sentido de que los Güanches armaban sus garrotes grandes con puntas de tea, a las que daban la clásica forma del arpón, para que una vez clavadas, resultara difícil o imposible extraerlas sin causar mayores laceraciones en el cuerpo del enemigo, lo que explicaría que los ejemplares de Banot encontrados, carezcan de las agudas puntas que traspasan cotas de mallas.

Ante estos datos, surgen dos preguntas: ¿Es posible hacer una agujero lo suficientemente largo como para munir una pieza de madera en otra? ¿Estaba al alcance de nuestros antepasados Güanches? La respuesta a ambas es un  rotundo: Sí. Podían hacerlo.

 Existen tres formas distintas, aunque la combinación de las tres es la más razonable y efectiva. Veamos:

-         Uso de taladros de obsidiana en una primera fase (Que se auto afilan con el uso al ir perdiendo micro lascas a medida que se usan)

-         Uso de cinceles de hueso.

-         Uso de tizones (Trozos de madera cuya punta es una brasa)

La Arqueo- etnografía comparada con pueblos que todavía viven en la edad de piedra, en este caso tribus brasileñas de la Amazonía, confirman la eficacia de estos métodos, en este caso, para enmangar hachas de piedra:

-         ....Los taladros de sílex y de ágata se muestran un poco más eficaces que los de cuarzo. En 30 minutos se puede horadar (al arco, con un taladro de sílex) una cavidad media de 3,9 x 3 x 1,7 cm (profundidad) en madera de dureza media. Al cabo de una hora de trabajo la rentabilidad disminuye en gran medida. La perforación con un taladro se muestra más eficaz que el trabajo con cincel de hueso, pero menos rentable que la perforación a tizón.

-         .....El orificio para alojarla puede perforarse a tizón.

Por lo tanto, se podían construir puntas de maderas duras para munir a las lanzas y garrotes, que podían sujetarse en un primer momento con colas y resinas para el relleno de cavidades y luego sujetarse, como ya he dicho, con cuerdas de cuero, tendón o fibras vegetales.

Para finalizar este apartado, tras darle muchas vueltas a la frase “madera de montaña”, encontrada en crónicas y relatos, referida a las maderas duras que usaban los Güanches, creo que he logrado entender a que se refieren.

Los pisos de vegetación de la flora canaria, en lo que a árboles se refiere, por este orden y en sentido ascendente, Sabinar, Bosque Termófilo, Fayal Brezal, Laurisilva y Fayal Brezal de nuevo. La Laurisilva se encuentra a una altura que podríamos situar entre los 500 y 1000 metros sobre el nivel del mar, aunque no en todas las islas y aún dentro de estas no presenta la misma homogeneidad de altura, en todo caso, ocuparía las mejores tierras, la zona de “medianías” ocupada principalmente por las zonas agrícolas actuales.

Por encima de ella, como decía se encuentra una zona de Fayal Brezal que la separa del Pinar. Esta zona por encima de la zona de la Laurisilva estaría ya en zona de montaña, y las especies de Fayal Brezal que en ella crecen, las que están en zona de “batiente” o barlovento y las expuestas a una insolación acusada, si destacan por algo precisamente es por su acusada dureza, principalmente brezos, tejos y acebiños.

Rukaden Ait Anaga


[1]Árabe: Ad-daraga,el escudo de piel. Escudos de cuero. Los “otros” escudos eran de madera  o madera acorchada (Como la de balsa, ligera y poco dura) recubiertos de cuero o tela embreada con los bordes y el centro reforzados con hierro.

[2] Mazas, las típicas macanas de madera canarias.

[3] Más adelante hablaremos sobre este tema.

[4] Y potencia de paso los colores naturales de la madera.

[5] Naturalmente él no sabe nada de las  lanzas de los Güanches, sólo que “los antiguos” se valían del fuego para “descascarar y enderezar los palos” y de la grasa animal para protegerlos y que “cogieran color”.

[6] No es lo mismo un lanzamiento en una trayectoria ascendente, recta o uno vertical. De los tres, el último será el que con más fuerza impacte contra el blanco.

[7] Lo cual indica que había exhibiciones de carácter festivo- lúdico en las que cada cual exhibía sus habilidades.

[8] Desmogues:  Cornamenta anual que pierden los ciervos.

 

Enmangado de Microlitos.

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Una duda que nos asalta cuando contemplamos los microlitos de obsidiana, es si realmente se pueden usar con seguridad y comodidad, pequeños trozos de cristal de roca con filos más capaces y dignos que los de cualquier bisturí, sin que uno acabe hiriéndose. Porque una cosa son las lascas que se pueden coger mejor y usar un trozo de cuero para envolverlas o para las manos, y otra cosa las pequeñas piezas que casi hay que coger con las puntas de los dedos.

Cuadro de texto:  Las razones de este proceso de reducción comienzan a apreciarse desde el Musteriense, pues es el Homo Sápiens Neandertal el primer Homo del que podemos decir que alcanza un dominio casi absoluto de la técnica de talla, si lo comparamos con las humanidades que le precedieron. Por otro lado, la evolución climática, Medioambiental, y de las técnicas de caza y recolección también van evolucionando a la par que los avances en la talla de instrumentos líticos y por ende de las armas.

 

En el Paleolítico Medio asistimos a la evolución de Carroñero Oportunista a Cazador, en todo el amplio significado del término, y eso se debe, junto a la dominación del fuego, a una mejora absoluta de la Técnica de Talla de la Piedra. A partir de este momento y hasta la aparición de los metales, la Arqueología nos descubre un panorama de Tecno complejos Líticos que abarcan todo el Orbe que coinciden en la reducción paulatina del tamaño de los instrumentos líticos, su diversificación y complejidad.

En Crónicas y Relatos de la Conquista se menciona el uso de estas herramientas enmangados en cuernos de cabra, pero el Registro arqueológico todavía no nos ha ofrecido ninguna prueba de ello. Cuando se habla de microlitización de la Industria Lítica, se entiende que las piezas o los instrumentos se reducen de tamaño, pero conservando, si no la forma del diseño original si la función para la que fueron concebidos.

Uno de los aspectos más controvertidos de este tema, es muchas veces diferenciar entre “los desechos de la talla”(Es decir, los restos inservibles que quedan al tallar un instrumento) y verdaderas piezas con una utilidad, bien por separado (De manera individual) o como parte de un instrumento compuesto (Hoz, Magado, etc..) A veces resulta difícil o imposible determinar que son, como se aprecia en la imagen anterior.

Hay piezas tanto de basalto como de obsidiana u otras, cuyo uso no se concibe si no es con un mango que permitiera sujetar el útil de forma segura, tanto para el usuario como para poder realizar el trabajo a que son destinados con garantías de éxito. En nuestro mundo tecnificado existen multitud de materiales y sustancias que solventarían este problema fácilmente, pero en la Prehistoria las cosas no eran tan fáciles, sobre todo porque ni existían estos ni tampoco las soluciones técnicas que casi cualquier neófito podría encontrar.

Para no citarlos todos, veamos que escribió J. Sosa en referencia a los Canarios:

“.... las cuales labraban y pulían con pedernales que ponían en cuernos gruesos, á manera de azuelas, y todo á fuerza de brazos.”

“.... para cortar sus cabellos, y para pulir y labrar otras cosas, cosas, tenían unos pedernales agudísimos, puestos en unos cuernillos, que era la común herramienta de que usaban.”

Incluso, nos deja dicho que habiendo terminado la Conquista de Canaria seguían usándose estos útiles de obsidiana, lo que nos indica no solo el arraigo que tenían entre la población autóctona, sino también el grado de pobreza con el que vivían los indígenas y sus descendientes.

Pero ¿Cómo podían sujetar una piedra a un cuerno?

 

Uno se imagina que sujetándolo con cuerdas vegetales, de tendón, correas de cuero, resinas, etc. y es posible que así fuera en algunos casos, pero para realizar trabajos de cierta envergadura, donde el uso de cierta fuerza y presión es requerida, como el trabajo de la madera o el hueso, el conjunto de piedra y asta debe presentar una resistencia y consistencia que difícilmente se pueda conseguir con el uso de estos elementos, sobre todo porque los filos cortantes acabarían con las sujeciones de cuerdas.

Por otra parte, la dureza de un cuerno de cabra se presta a servir como mango de una herramienta, pero si la pieza de piedra no se ajusta perfectamente al cuerno, lo que resulta bastante difícil de conseguir, pues recordemos que los útiles de piedra no son fabricados en serie 

dentro de un proceso industrial, sino que son producto de un

proceso artesanal, es decir, que cada pieza es única en sí misma aunque pudiera tener el mismo diseño que las demás. Lo mismo puede decirse de cada cuerno, totalmente distinto de los demás aunque provenga del mismo animal, por lo que cada instrumento era no solo algo distinto sino único; Aunque fuera construido sobre los mismos principios técnicos, irremediablemente ninguna de las piezas era igual a cualquier otra usada, por lo que indudablemente cada elemento sería único, no habría otro igual.

Así pues, debió haber un procedimiento para sujetar las piezas líticas al asta de cabra, lo suficientemente efectivo para que el conjunto fuera operativo y lo suficientemente versátil para que funcionara con todos los  tipos de formas geométricas que tuvieran las piezas de piedra empleadas.

Una posible manera de acometer la solución de este problema, sería la de seccionar el asta en dos mitades más o menos iguales como un bocadillo, encajar la piedra tallada en medio (Habiéndola tallado más o menos de la misma forma que el interior del cuerno, y luego sujetando las dos mitades con correas vegetales, de tendón o cuero, tal como dije antes, pero esto haría del conjunto algo voluminoso e incómodo para trabajos de precisión, como serían los dedicados a usos médicos, tatuajes, sacar finas correas, etc.

Otra posibilidad, sin descartar la anterior, es el uso de agua caliente como también se dice en las Crónicas y Relatos de la Conquista para la fabricación de anzuelos. Por otra parte, y siempre con el agua caliente como conductor, la escritora Jean M. Auel, en su libro “El valle de los caballos” perteneciente a su colección “Los hijos de la Tierra”, relata un procedimiento para trabajar con astas y huesos que, en principio me pareció interesante.

Así pues, después de hacerme con un cuerno de cabra para poner en práctica el procedimiento en cuestión, no solo para dilucidar si esto era posible ya que dicha autora asegura que antes de escribir la colección de libros antes citada, se había documentado extensamente sobre los temas que abarca en los mismos con datos etnográficos, sino también para sondear la dificultad del procedimiento a fin de ver si los Güanches podrían haberlo realizado con los medios con que contaban.

No me preocupó ni preocupa el hecho de que ella consultara pueblos o tribus que en la actualidad conservan gran parte de su acervo cultural, pero a fin de cuentas, en tanto que Cromañones, es decir, pioneros de las culturas y tecno complejos que usaron y usan en buena medida todavía, la mayor parte de los pueblos “primitivos” que subsisten en la actualidad[1], doy por hecho que o fueron los inventores de dichos conocimientos o sus transmisores. Además, consta en Crónicas y Relatos de la Conquista el uso de cuernos de cápridos y su trabajo mediante el uso del fuego y agua caliente, así que nada nuevo hay. Por otra parte, en Canarias todavía sobrevive la construcción de “punteras” para pesca hechas de cuerno, tal como lo hacían los Güanches, por lo que sabían como trabajarlos.

Dicho y hecho, tal como se relata en el mencionado libro, puse en remojo un cuerno de cabra durante un día, durante el cual busqué una punta de piedra  que fuera un poco más ancha que el hueco interior del cuerno. Pasado el día, puse a hervir agua y durante unos minutos sumergí el cuerno en ella para ablandarlo, y presionándolo por arriba y abajo (A y B respectivamente), con un mínimo esfuerzo introduje la punta de piedra, tal como se aprecia en la siguiente foto.

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Claro está, desconozco si los Güanches conocían este procedimiento, aunque me inclino a creer que sí, puesto que son cosas que vienen de la Prehistoria, pero al menos creo que queda demostrado que sí, que es posible enmangar microlitos en cuernos de cabra, tal como decían los Cronistas y Relatores de la Conquista. Si era de esta forma o de otra, será la ciencia Arqueológica quien lo determine algún día.

Por cierto, lo que falta de cuerno, lo corté para hacer unos colgantes que, según la tradición heredada de los Guanches catequizados por la Inquisición tras la conquista, “servían contra el mal de ojo, al ganado y a los niños y de otras cosa de las brujas...” Pero de eso escribiré otro día.

 

Rukaden Ait Anaga.



[1] Por todo el mundo se conservan tradiciones milenarias que abarcan no solo el Neolítico sino el Paleolítico, e incluso en regiones remotas, se habla de pueblos o tribus todavía no contactadas (Amazonas)

 

El Arco y flechas en Canarias o los Boomerang o Crosses de la Palma: El Tesegue.

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¿Porqué no existe el Arco y las flechas en Canarias y si en el Sahara?

 

 “..... Año 2004, unos arqueólogos descubrieron, muy cerca del Cabo de Hornos, un importantísimo yacimiento prehistórico en el que se encontraron, entre otros artefactos, miles de pequeñas puntas líticas y cuando se dataron la mayoría de las piezas de esa indudable fábrica de puntas para flechas, se calculó su antigüedad en más de 30.000 años y todos los estudiosos del tema dedujeron que añadiendo ese reciente descubrimiento a lo ya estudiado, ahora debemos aceptar que otras personas de otras antiquísimas culturas prehistóricas, en este caso patagónicas, también dedujeron el concepto del arco y gracias a este y a otros casos parecidos, actualmente se estima la antigüedad del arco en unos 40.000 años.

 

 

Conocido desde el Paleolítico/ Mesolítico en el Sahara.

 

Desde la noche de los tiempos, hay constancia del uso del arco y las flechas en el Sahara, tal como atestiguan las piedras del Sahara, tal como aquí reproducimos. Son solo algunos ejemplos de caza con arco.

Pero también existen escenas de batallas, contra otros arqueros o contra “gentes más robustas (Primitivos) armados con dos lanzas”. A este respecto, hay explanadas en  el Sahara donde es posible recoger centenares de puntas de flechas, lo que pone de manifiesto el uso masivo que desde la antigüedad se hizo de este arma.

Lo más curioso, es que estas gentes más robustas que los estilizados arqueros cazadores/ guerreros, son representados con dos palos o lanzas en ambas manos, tal como En Tenerife, donde ”la primera estación rupestre documentada fue localizada en Aripe (Guía de Isora), marcando un punto de partida para constatar la existencia de este tipo de manifestaciones culturales en la isla. Los motivos que componen este conjunto se caracterizan sobre todo por figuras humanas representadas como guerreros que portan armas, semejantes (Semejante no significa igual) a los denominados guerreros líbicos encontrados en estaciones rupestres norteafricanas.

 

Cuadro de texto:  Podemos ver el parecido de las representaciones rupestres entre el grabado anterior de Aripe (Tenerife) con el siguiente, procedente del Área sahariana, pero como dije antes, parecido no significa igual.  Para ilustrar mejor lo que quiero decir con que semejante no significa igual, someteremos a las cuatro representaciones de los guerreros feno- púnicos[1] de la imagen de la izquierda:

Guerrero nº 1- Cruzado sobre el pecho lleva lo que parece un arco[2]. A pesar de que parece vestido con “algo” se trasluce la entrepierna, como si eso que lleva puesto fuera “semi o transparente”, lo que nos lleva a las descripciones que hacía el propio Aníbal Barca de la caballería Númida, vestida solo con una “túnica corta y ligera” o simplemente la cota de malla.                              

Guerrero nº 2- Se aprecia mejor la “túnica corta y ligera” que decía antes. El caballo, con lo que parece ser una “cincha” con la doble misión de sujetar el caballo y agarrarse a ella durante el galope, pues carece de silla de montar y estribos, lo que nos induce a pensar que se trata de los primeros tiempos de la doma del caballo, cuando todavía no se conocía ni el bocado.

 

Guerrero nº 3-  Siguiendo la tónica general, podemos observar que como los dos anteriores, la punta de la lanza está perfectamente definida, lo que nos dice que difícilmente son de sílex u obsidiana, sino de metal y hechas en serie aunque sea rudimentariamente. En este caso la tarja que porta es cuadrada, pero pequeña.

Guerrero nº 4- No porta nada aunque está en actitud de que sí; Parece una copia del nº 1, aunque vestido con una cota de malla que le cubre el torso.

Las cotas de mallas más primitivas estaban formadas por placas pequeñas de metal unidas entre sí o cosidas sobre un paño o piel. Los cuatro guerreros llevan en la cabeza como adorno la típica pluma Libia.

En conjunto, las dos imágenes reflejan a un mismo tipo humano y cultural, pero en dos fases distintas de evolución. Los de Aripe nos muestran gente vestida con pieles y protegido el torso con bandas de ella, y los otros ya en la era de los telares y el metal, por tanto, aunque parecidos (En definitiva son el mismo Pueblo), no son iguales pues se trata de representaciones de épocas históricas distintas.

Pero volvamos a las representaciones de Arqueros contra lanceros. Las dataciones de artefactos arqueológicos ha hecho retroceder considerablemente la fecha y adscripción que de el arco se tenía, básicamente desde finales del Paleolítico/ Epipaleolítico o claramente Neolítico. Hay que reconocer que la división histórica que hemos recibido de las décadas precedentes, está siendo cuestionada por los hallazgos recientes, haciendo necesaria una nueva visión global de cómo y en que momento sucedieron las cosas.

 

Los lanceros parecen representar un tipo humano rudimentario o primitivo, armado solo con lanzas o palos sin punta definida al contrario que los guerreros libios de más arriba, que no porta arco (Aunque parece haber alguna representación mixta de guerreros armados con lanzas y arcos contra arqueros), salvo quizás el nº 1.

La representación de estas gentes, de aspecto más robusto y primitivo con característica esteatopigia[3], frente a los “arqueros” más estilizados, tal vez más numerosos y mejor armados, puede estar representando la lucha entre Metchoides y Capsienses o quien sabe, porque está demostrado que el arco y las flechas están presentes en el Norte de África desde la Cultura Ateriense, cuyo tipo racial se define “oficialmente”como Proto Metchoide[4].

Podemos suponer, habida cuenta que los cazadores del Paleolítico usaron más la lanza que cualquier otra arma, que estos lanceros son “los grandes cazadores”, frente a los “pequeños cazadores” Mesolíticos, que preferían cazar animales más pequeños, para lo que les bastaban venablos o arcos y flechas, del que al parecer se hicieron maestros. Sin embargo, hasta fechas relativamente recientes la lanza tuvo un importantísimo papel en el Sahara; De hecho, una de las acepciones de la palabra Tuareg sería “pueblo de la lanza”.

También cabe la teoría de agricultores (Arqueros) contra ganaderos (Lanceros), ya que este último llevaría la lanza como arma y un cayado, palo o bastón, o simplemente dos lanzas.

complicado, ya que no es tan fácil de sujetarle la punta como con las cañas. Por otra parte la labor de corte, secado y preparación se complica y prolonga durante más tiempo.

Además queda la talla de la punta lítica, otro asunto complicado. En algunas partes del Sahara donde existen terrenos emergidos del mar, tal como demuestra la arqueología, se usaron masivamente dientes de grandes peces y escualos fosilizados, que podían obtenerse fácilmente, pero en Canarias no se encontraban, y la naturaleza geológica de las Islas no facilita la tarea, ya que salvo la escasa obsidiana las demás rocas no son adecuadas. Además, la naturaleza especialmente rocosa de los suelos de las Islas haría que cada vez que se falle un lanzamiento la punta se rompa al chocar, invariablemente con superficies tan duras como la misma punta lítica, con lo que esta se rompería, ya digo, cada vez que se errara un tiro. Y el más elemental sentido común aconsejaría no desperdiciarla de forma tan inútil.

En definitiva, era un arma que “resultaba cara de fabricar y mantener” debido al enorme trabajo necesario para su construcción y el de las flechas que habrían que renovarse pues se estropearían o se perderían en las espesuras y fragosidades de la orografía con demasiada frecuencia. Si se piensa detenidamente, a veces sería hasta más rentable y aconsejable fabricar nuevas flechas que tratar de recoger las lanzadas de algunos sitios y distancias (Una flecha lanzada con viento a favor en nuestra orografía podría significar hasta medio día de camino...) 

Cuadro de texto:  Cuadro de texto:  En consecuencia, hay una especialización en el uso de otro proyectil más numeroso y si cabe tanto o más letal: las piedras. Un factor que influyó creo yo, es que el relieve especialmente agreste y montañoso, con grandes elevaciones en pocos metros, hace que este tipo de proyectiles alcance respetables distancias, como lo haría una flecha en terreno llano, a condición de que el que tira la piedra esté por encima del otro. Por otra parte, también tenían otro tipo de proyectiles a cual más efectivo y mortífero, del que sin embargo, debemos descartar los esferoides de piedra pulimentados de los que se han encontrado algunos ejemplares, como proyectiles lanzables. El enorme esfuerzo y trabajo para pulimentar una piedra que puede perderse o estropearse al primer lanzamiento parece un despropósito impropio de gente básicamente, práctica. Estas piedras parecen más adecuadas para su uso en un arma más adecuada para la lucha cuerpo a cuerpo, que Cuscoy especifica en uno de sus trabajos. Dice Cuscoy:

“Más interesante nos parece un aditamento que llevaba la capa, un detalle que sólo se da en las islas, incluso en Tenerife. En los ángulos inferiores cosían una piedra o tenique. Podía servir para mantener caída la manta y que el viento no la levantara. Pero también se emplearon esas piedras metidas dentro de un doblez, como armas, para golpear. Esto nos pone sobre aviso con relación a los esferoides de piedras, que hemos encontrado en las zonas pastoriles. Son piezas muy bien acabadas, incluso con arista viva, para admitir que estuvieran destinadas a dispararlas con honda.

Con honda se lanza la primera piedra que viene a mano, pero no se redondea y pule para perderla al primer tiro. Creemos que tales esferoides se emplearon forrados con una piel, sujetos a una correa.

 De esta forma el Güanche estaba en posesión de un arma temible, de una verdadera maza cuyo radio de castigo se podía alargar o reducir según la longitud de la correa. Hemos hallado correas muy resistentes, de hasta tres pieles cosidas, en yacimientos donde han sido encontrados los esferoides, sobre todo en la cueva sepulcral del Llano de Maja. Gracias a esta supervivencia —la del tenique cosido a la manta— hemos podido hallar una explicación lógica al uso de los esferoides de piedra.

En la ordenanza de 20 de mayo de 1514 —ocho años después de la conquista de Tenerife—, en la que se prohíbe a los Güanches el uso de armas, se consigna textualmente: "...ni tengan ni traigan pelota de hierro ni de metal alguno ni de piedra, e que todas las armas susodichas...". En la misma Ordenanza, recogida en los Acuerdos del Cabildo, se enumeran otras armas, como puñal, espada, lanza, dardo, cuchillo grande, bordón herrado con punta, arma de palo o de hierro, etc. En esta curiosa relación resulta fácil distinguir las armas antiguas, empleadas por los Güanches antes de la conquista, de las introducidas por los conquistadores”.

Cuadro de texto:  Así pues, sigamos buscando otras armas arrojadizas güanchinescas. Por supuesto, descartamos también las boleadoras compuestas de varias piedras por los mismos argumentos anteriores, si ya es difícil pulir una piedra, como sería pulir tres de ellas, para tal vez encarar su pérdida total o parcial al primer lanzamiento.

El siguiente paso en este asunto de piedras y correas, sería la honda, otro invento Paleolítico, pero las Crónicas y Relatos de la Conquista no mencionan su existencia, es más, especifican el poder de los lanzamientos a mano, “sin honda”. Aunque esto tiene un valor relativo pues ya hemos visto ejemplos de “la exactitud que demuestran a veces”, y también que se puede argumentar que una cosa no descarta la otra. A lo largo del Sahara es conocida esta arma, y aunque el registro arqueológico no nos diga nada, igual que las Crónicas y Relatos, debido a las escasas posibilidades de conservación de las fibras vegetales o el cuero, no puede descartarse a priori que la conocieran.

También se tiene constancia que en el Sahara alguna etnia Libia  usaba el Boomerang, tanto para la caza de animales como para la guerra, especialmente para esta.

En la Isla de la Palma, en un contexto funerario han aparecido hasta cuatro piezas de madera con una extraña forma (Foto arriba izquierda)

 

Veamos que pueden ser: ¿Boomerangs o Crosses? ; ¿Armas o insignias de mando?

 

En la Isla de la Palma, en una cueva funeraria de Bajamar (Breña Alta), fueron hallados 4 piezas de madera de un diseño peculiar, que fueron llamados Boomerangs o Crosses que, al menos en dos casos, se encontraron junto a unos restos momificados, lo que sugiere que dichos instrumentos, hasta ahora inéditos en el resto del archipiélago, podrían ser “bastones de mando”, ya que por la que sabemos, el “Mirlado” de cadáveres solo se daba en la clase dominante de la Cultura Metchoide.

Cuadro de texto:  Resulta bastante complicado tratar de dilucidar la verdadera función de los instrumentos de la foto anterior, ya que, al no contar con ninguna mención explícita de los Cronistas y Relatores de la Conquista de la Palma, ni más hallazgos asociados a enterramientos funerarios ni de otro tipo, quedan a la interpretación que de ellos se quiera o pueda hacerse. Bastones de mando, Boomerangs o instrumentos musicales, el caso es que parecen resistirse a la interpretación, ya que podemos encontrar más o menos argumentación para sostener cada una de las tres teorías, si bien escasas para afirmar con rotundidad el origen y finalidad de dichos instrumentos, aunque el porcentaje de posibilidades sea más significativo para una de ellas.

La duda surge cuando se contemplan grabados o pinturas como esta (Foto Izq.) u otras, donde aparecen instrumentos parecidos como indicadores de rango, y consciente o inconscientemente se asocian unos con los otros y se engloban dentro de un conjunto de instrumentos dedicados a un mismo fin y una misma utilidad, en el caso que nos ocupa, bastones de mando o insignias de dignidad jerárquica de un personaje concreto, que en su mano derecha lleva un instrumento parecido a los de la foto anterior, encontrados en la Palma.

También tenemos algún ejemplo en la Cultura Megalítica Atlántica, donde grabados en piedra, podemos contemplar este tipo de artefactos labrados en madera.

En la siguiente foto, en la mano izquierda de la Momia de Tutankamón, sostiene uno aún más parecido a los Boomerangs o Crosses palmeros.

 

No faltan tampoco quienes piensan que se pueden encuadrar dentro de un grupo de instrumentos musicales primitivos, usando para ellos paralelismos con otras culturas primitivas, descartando otros usos.

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No debe extrañarnos el hecho, aparentemente extraño de que instrumentos aparentemente iguales o casi, con una similar función indicativa y distintiva del rango o posición social que ocupa su portador, puesto que tiene una explicación lógica y racional, que sin descartar teorías al uso de largas travesías oceánicas (Desde el Atlántico Norte a Canarias), pueden traer luz a este enigma de la Cultura Material Güanche. Si admitimos que el portador de estos instrumentos, tanto en Canarias como en Egipto, como en las Culturas Megalíticas de la Fachada Atlántica  europea e Islas Adyacentes, no fue otro que el Hombre de Mechta el-Arbi o Mechta-Afalou, erróneamente llamado Hombre de Cromagnon, portador de una Cultura Material muy rica y en constante evolución, nada tendrían de particular estas coincidencias.

Desde el Paleolítico Superior, existen toda una serie de instrumentos tallados en hueso y madera cuya calificación de uso o adscripción resultan bastante difíciles, pues resulta muy complicado dilucidar su uso. De esta forma, tenemos unos cuantos artefactos tallados en hueso designados como bastones de mando, y que si los comparamos con el utillaje empleado por “Pueblos Primitivos” actuales, como en el caso de los Esquimales, son usados para el trabajo de las pieles de los animales cazados, en concreto para suavizarlas y gamuzarlas, por lo que no está claro que sean insignias distintivas de clase social, como sin duda pueden ser los utensilios de diseño parecido a los Crosses palmeros.

No debemos olvidar el hecho de que las más o menos pequeñas bandas de Cazadores- Recolectores simples del Paleolítico no necesitaban complicadas estructuras de “poder o liderazgo”, sino que es en el Epipaleleolítico- Mesolítico[5], cuando se han transformado en Cazadores- Recolectores Especializados y están en desarrollo las estrategias que conducirán a una incipiente Ganadería y Agricultura, y por tanto un Excedente de Recursos Alimenticios. Es entonces cuando surge la necesidad de una “Estructura de Poder” que no solo sea capaz de Administrar dichos excedentes, sino una eficaz Explotación/ Administración Planificada de los Recursos que ofrece el Medio Natural, pues si bien este Desarrollo Económico y Social no es exclusivo de comunidades sedentarias, si se aprecia una tendencia a ello, por lo que surge la necesidad de no agotar los recursos de la Región donde se establece el grupo social. En este caso no vale ya la solución paleolítica de una estructura jerarquizada básica, sino que son necesarias Estructuras y Relaciones Sociales más Complejas.

En este sentido, en el caso “Insular” de Canarias, las Estructuras y Relaciones Sociales más Complejas serían más necesarias, debido al hecho de lo complicado que sería la emigración en caso de una mala planificación y aprovechamiento de los recursos aprovechables que ofrece el territorio, por lo que habría no solo una necesidad imperiosa de desarrollar un mecanismo de control y reparto del mismo, sino los medios o formas de distinguirlo dentro del “Grupo Social unido por vínculos de parentesco o de Relaciones de Producción”. El “hecho insular” conduciría inexorablemente al desarrollo de estructuras de liderazgo, de jefaturas o estructuras jerarquizadas, o caso contrario se hubiera producido la extinción por hambruna de cualquier grupo humano que desembarcara en cualquiera de las islas.

 Por tanto no sería extraño que los primeros grupos establecidos en las islas, aún careciendo de “estructuras sociales” bien desarrolladas, tuvieran que crearlas para asegurar la supervivencia del “Grupo Fundador”. Caso contrario se hubieran dado casos de canibalismo como en Atapuerca o las Tribus Maoríes, y la América  pre- colombina, aunque aquí encontramos en esta practica connotaciones mágico- religiosas que “justifican esta práctica y disimulan el hecho de complemento alimentario como único fin”. Esto implica que a la llegada a las islas ya contaban con una jerarquización  establecida, al menos mínima.

Pero surgen las dudas al tratar de hallar alguna referencia en las Crónicas y Relatos de la Conquista, como las hay referentes a otras Islas, especialmente a Tenerife, donde se sabe positivamente cual era el distintivo de la jerarquía social y política. Me refiero a la Añepa, de la que se conservan varios ejemplares en más o menos buen estado de conservación, lo que resuelve la discusión sobre la finalidad de la mimas. Se sabe la finalidad de la misma, es decir, señalar inequívocamente la Nobleza y Posición Social de quien la Usa.

Para diferenciar la Jefatura Suprema del resto de personajes relevantes, la del Mencey tiene una pieza añadida labrada en la misma madera o en una pieza aparte, teñida de ocre rojo, para que no se mueva de su sitio una especie de banderola de junco teñida del mismo ocre rojo[6]. La Añepa puede alcanzar de 1,70 a 1,90 m., cilíndrica en toda su longitud y rematada generalmente con un rodete de sección lenticular u oreja, o una voluta. El rodete puede ser añadido de una pieza aparte.

 

También puede uno hacerse una idea de lo que artefactos semejantes podrían hacer en un combate cuerpo a cuerpo. El diseño general y el hasta de cabra parecen especialmente aptos para clavarse en un torso humano y llegar hasta los órganos internos.  Diez o tal vez quince centímetros de profundidad de penetración aseguran un golpe mortal de necesidad, mayor tanto más fuerte sea el golpe o carnosa la zona que recibe el mismo, con la posibilidad añadida, una vez clavado, de retorcerlo y tirar de él, con lo que se tiraría de todo el cuerpo, dominando a su antojo a la víctima.

Dibujo? (Abajo Izquierda)

Cuadro de texto:  Sin embargo, en las Crónicas y relatos de la Conquista, hay pasajes y comentarios de hechos y situaciones que nos hacen plantearnos el uso, por parte de los Güanches de palos más o menos cortos y gruesos que lanzaban contra el enemigo. Resulta inconcebible el lanzamiento de palos o astas de dos metros o más, sobre todo si son palos de grosor superior al normal (Por tanto también de mayor peso[7].

Tanto en las Crónicas como en Relatos posteriores a la Conquista, podemos encontrar pasajes como los siguientes, que confirman lo anteriormente dicho:

Chil y Naranjo.

... teniendo ademas muchos "bosques y palomas, que mataban á palos y con piedras, y se las comían (Cita a Boccacio).

Sus armas consistían en unos palos ó garrotes de acebuche, así como de dos metros y medio de largo, endurecidos al fuego, que llamaban Tezezes,

Viera y Clavijo

....los canarios se abalanzaron muchas veces a dar un asalto general a la pared y oscurecieron el aire de lanzas, piedras y garrotes.

Tomás Marin y Cubas

.... onde las mugeres arrojan piedras, y palos por su defenza

... salieron los canarios dando silvos gritos, y pedradas en lluvia, y palos con que mataron 26 xristianos, y mas de cien heridos,

Abreu Galindo

... seguimiento tirando muchas piedras y dardos y palos, que no habia honda ni ballesta que con tanta fuerza disparase de si la piedra y raja, y unas varas tostadas como dardos, que pasaban un hombre de parte á parte,

Pedro Lopez de Escudero

... acudió Jaimez a socorrer a Rejón, porque cargaron lluvias de palos y Piedras

De estos y otros que sería prolijo citar, podemos confirmar el hecho que junto a los garrotes grandes, del alto de una persona y más aún, también usaban palos más cortos, tanto como ayuda al caminar, para las labores con el ganado por los caminos, etc., aunque el pasaje más explícito que encontramos es el de Boccacio citado por Chil y Naranjo:

“...teniendo además muchos "bosques y palomas, que mataban a palos y con piedras, y se las comían.”

Es la descripción más clara del uso de Boomerangs por parte de los Güanches, al menos en la caza de palomas, lo cual no debe sorprendernos, ya que habiendo pueblos o tribus en el Norte de África que lo conocen, por lo demás parece ser un invento del llamado Hombre de Cromañón, que forma la Cultura de Sustrato que primero pobló las Islas.

Pero ¿Qué son los Boomerangs?

“Durante la etapa en que vivió el Hombre de Cro- Magnon, 25.000 -15.000 a.C., se usaron desde su inicio los Boomerangs, ya que uno de ellos, perfectamente tallado y de más de medio metro de largo y un peso aproximado de entre 2-3 kilos, descubierto en un bosque de Polonia, podía ser lanzado contra animales de caza mayor y su impacto producir la fractura de una extremidad y de dar en un costado, la fractura de varias costillas y, en caso de dar en la cabeza, la muerte súbita por fractura craneal.

 Dichos utensilios, empleados para la caza, son conocidos porque al lanzarse de una manera determinada (lo más vertical posible, se suele decir), vuelven al lanzador. Pueden adoptar casi cualquier forma y han de ser lanzados de forma que giren sobre su propio eje.

El boomerang sin retorno, más recto, más pesado y con una longitud que oscila entre los 61 y los 91 centímetros, se utiliza en la guerra y en la caza de grandes piezas. Con su ayuda, los aborígenes australianos pueden herir de muerte a un enemigo o abatir grandes piezas a una distancia de 152 metros. Varias tribus del África nororiental, los Hopis de Arizona y ciertos pueblos de la India meridional utilizan proyectiles similares al boomerang.”

Ahora si que puede entenderse las referencias “a lanzamiento de garrotes y los devastadores efectos que estos tenían” sobre las tropas europeas y sus protecciones, que no valían casi de nada frente a estos, y que tanto los Cronistas como    relatores de la Conquista resaltan. 

En las siguientes páginas insistiremos un poco sobre el uso de palos cortos por parte de los Güanches y analizaremos la supervivencia de los mismos, encuadrados en la categoría de lo  que siempre fueron: Armas, aunque ya no se empleen “oficialmente”para estos menesteres[8].

La ciencia arqueológica nos muestra algunos ejemplos para Tenerife, del uso de palos cortos, tanto como bastones como herramientas de ayuda para el ganado, que como se ve en la foto de la derecha, cuentan con engrosamientos y extremos afilados para facilitar su “agarre y resultar más contundentes”. A la izquierda vemos piezas reales encontradas y que hablan por sí mismos, de medidas que van desde poco más de medio metro a un metro y medio aproximadamente (Más o menos)

Cuadro de texto:

Resulta evidente que con cualquiera de ellos se puede hacer una defensa efectiva si uno sabe manejarlos  adecuadamente, cosa que, en el caso de nuestros antepasados Güanches, está fuera de dudas a tenor de todo lo escrito en Crónicas y Relatos de la Pre- Conquista y Conquista de las Islas. ¿Pero se podían lanza r estos Palos? ¿Se podían usar como Boomerangs? La respuesta es sí, incluso lo más grandes entre los cortos.

       
   
 

Reproducción de bastones de inspiración Güanche. Incluso el más grueso y largo (Con regatón metálico) ha sido probado con éxito como Boomerang (De no retorno) sin menoscabo de que se pueda usar como bastón o para “tocar” el ganado y mucho menos como defensa frente a posibles agresores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la actualidad el ejemplo más conocido de uso de Boomerangs son los indígenas australianos, aunque debemos reconocer que debido al modelo triangular que vuelve a su lanzador, y que ellos consideran un juguete. Pero también tienen ejemplares más grandes, superiores al metro de largo destinados a la caza de reptiles y aves, por los que las dimensiones del mismo, repito, sobrepasan con creces el metro de largo.

 

Los bastones o Boomerangs más largos resultan más aptos para disparos a corta distancia y hasta más efectivos si en lugar de un tiro vertical y o cruzado, lo hacemos en horizontal, lo que puede sugerirnos que fuera más adecuado para la caza de aves que emprenden el vuelo o destinado a grupos de personas.

Si a-b representa el plano vertical y c-d son el plano horizontal, el cruzado e-f representa un plano cruzado, en ángulo de 45º con respecto a los planos anteriores. Por lo tanto, un palo largo (1 metro o poco más, a corta distancia, en un plano horizontal o cruzado a 45 º, tiene más posibilidades de alcanzar a una bandada de aves que emprenda el vuelo o a varias personas que se acerquen al tirador.

       
 
    Por el contrario, a larga distancia resulta más idóneo un palo más corto, entre ½ metro y 0.75 m, en un lanzamiento enteramente vertical. Si además, los extremos están aguzados o afilados y endurecidos a fuego, o provistos de puntas de cuerno u otros materiales, los resultados serán terribles al impactar contra un cuerpo humano, aunque vaya protegido con adarga de cuero o escudo (Ya vimos anteriormente como eran).

 

 

 

 

 
 

Arriva a la izquierda tenemos la portada de un tratado sobre el Tolete canario. El tolete, entre otras acepciones, designa a un palo corto y grueso como el que sostienen en las manos los luchadores de la foto.

También designa un tipo de lucha  ancestral de nuestra tierra que, afortunadamente, ha sido recuperado de la casi total desaparición.

Reconozco no haber sabido valorar ni haberme dado cuenta de la verdadera importancia que tiene en un principio. Luego, tras haber comenzado a indagar sobre los Boomerang, caí en la cuenta que estos y el Tolete canario son lo mismo.

Partimos de la pregunta de ¿Qué sucede cuando alguien se ve amenazado a corta distancia (Por ejemplo si sufre una emboscada) y solo lleva un palo corto para el ganado o bastón? La respuesta es que en última opción, se defendería con él; Nuestros antepasados tenían un carácter ciertamente poco dado a rehuir una pelea, así que salvo que se encontrara en una manifiesta inferioridad, presentaría batalla, sobre todo porque generalmente “siempre habían querellas por cuestiones diversas” que resolver y no solo el mero robo (De lo que fuera). Si vamos a la etnografía comparada, nuestros hermanos Mazigios del continente, si fueran preguntados individualmente o por comunidades y Pueblos, comprobaríamos cuan larga es su memoria para enumerar la larguísima lista de “agravios” que han sufrido por sus vecinos u otros, característica esta que nos ha sido, nos es, y seguirá siendo común en este pueblo nuestro. Como no habría de haber sido en los tiempos en que nuestro Pueblo era Libre, y había cierta libertad para que las disensiones entre individuos fueran resueltas “sin abogados de por medio” básicamente a mediante palos.

 

 

 

 

Así pues, estábamos en que, imposibilitado de lanzar el Boomerang, debía hacer frente a una amenaza. Ya hemos visto en las fotos anteriores de este apartado, que cualquiera de los ejemplares mostrados, aún los más pequeños, son capaces de dejar fuera de combate a uno o a varios contrincantes; Todo está en sacarles el mejor partido mediante una técnica depurada. Y aquí aparece lo que se denomina la Lucha del Tolete.

De la siguiente fuente, extractaremos algunos párrafos ilustrativos:

Lucha del tolete

Fuente:https://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=56822763 Contribuyentes: Clarke, Cultura Canaria, Folkvanger, Gustronico, Lobillo, Mjoseph, Pjimenez, Urdangaray, 7 ediciones anónimas

.... La palabra Tolete, significa palo corto y fuerte; nos viene del pasado con un contundente sistema de combate (de ahí las expresiones "toletazo" o "toletiada" El arma de madera mide desde el hombro a la punta de los dedos, su agarre es central con una sola mano y se utilizan los dos extremos en los continuos molinetes, lazos, correderas...

.....Comentan las crónicas de la preconquista de las Islas Canarias, que ante la presencia de un barco en el horizonte, los Guanches bajaban de los ricos y cañadas y esperaban al invasor a pie de playa, portando sus garrotes largos y cortos, y allí combatían hasta la muerte o hasta la retirada de los agresores.

....si leemos la obra titulada Compendio Anónimo de Historia de Canarias, que Miguel Santiago escribía en 1723, acerca de la sorprendente agilidad que tenían los canarios en el manejo de un palo fuerte y de técnicas muy contundentes que producían efectos desbastadores:

“ ...Son tan agilísimos con el palo, burla tan pesada, que parece menos arriesgado el que dos riñan con espadas, pues con sus técnicas, si se descuidan de quitar un golpe, matan a un hombre...”

Otra cita que podemos traer a colación, dado que también se puede constatar, es la que encontramos en la obra Etnología y Anales de la Conquista de las Islas Canarias, escrita por Sabino Berthelot en 1842 el cual señala en relación con los hábitos canarios que:

”....las puñaladas son entre ellos desconocidas, el palo es la sola arma de que echan mano para terminar con sus querellas.”

....Los Canarios son conocidos en muchos lugares de Cuba como los de los palos... En su labor de recopilación, Jorge Domínguez inicia una serie de viajes a Cuba desde 1993, llegando a permanecer en mas de siete años, donde conoció al nieto del emigrante canario llamado Manuel Martel, el cual conocía las técnicas del Tolete, entre tanto ocurrieron anécdotas curiosas como cuando siguiendo indicaciones para localizar un determinado asentamiento de emigrantes canarios, pregunto a un hombre que se encontraba sentado en el porche de su casa, por los hijos y nietos de canarios...contestando este “¿.....Canarios?....!!ah, se refiere usted a los de los palos....¡¡.

Toletes contra machetes. Efectivamente cuando los canarios llegaron a cuba, eran empleados básicamente en labores de tabaco, mientras que los haitianos trabajaban la caña de azúcar, los problemas surgían cuando se acababa la zafra, pues los canarios iban a buscar empleo a los ingenios de caña de azúcar, creándose frecuentemente hostilidades con los haitianos que veían amenazado su trabajo.

Los haitianos acostumbrados al manejo de machete en su labor diaria de la corta de las cañas de azúcar, presumían de sus gran habilidad con el machete, ocurriendo frecuentes combates entre los llamados “indianos” y los canarios unos con machetes y los otros con Tolete, extendiéndose rápidamente la habilidad de los canarios manejando los palos, pues era frecuente que los machetes saltaran de las manos de los haitianos. La tradición oral cubana narra, que un solo canario Tolete en mano era capaz de mantener en jaque hasta cuatro macheteros.

Por ello, se constituyo en el 2002, la Asociación Nacional del Tolete Canario, para que sirviera de plataforma y expandir nuestra cultura a todos los confines de la tierra, porque allá donde alguien hable del Tolete, estarán hablando de un pueblo de nobles guerreros y de su cultura, porque allí donde alguien practique Tolete estará practicando un sistema de combate que perteneció a un pueblo que vivió y murió combatiendo, porque no queremos que esta riqueza ahora viviente, gracias la inmensurable labor realizada por ese “hombre bueno” que es el Guanhaben Jorge Domínguez Naranjo, muera en el olvido y las miserias de quienes ni lo practican, ni dejan que se practique. Estamos de enhorabuena, nos tenemos que felicitar....esta con nosotros, nuevamente el TOLETE.

Esta sinopsis de la Lucha del Tolete Canario, ha sido realizada por el Guayre D. Indalecio Socorro Santana, humilde alumno del Guanhaben Jorge Domínguez, contada de primera mano y constatada personalmente mediante documentos, fotos y grabaciones directa de los ancianos de hace un cuarto de siglo.

Juramento Guanche, que los jóvenes hacían como el rito de inicio para ser considerados como guerreros.

Levantaban una tibia del un Guanhaben muerto y juraban:

“Achorun nun habec sahonat reste guañac sahut banot xeraxe sote”

Traducción a castellano:

"Juro por este hueso que tuvo real corona que le imitare y protegeré guardando todo el bien de nuestro pueblo"

(¡Juramos! Digo yo.)

 

Al igual que podemos hablar de la supervivencia de otras manifestaciones antiguas de nuestro Pueblo, también con palos[9], incluido el Tolete, que si no estoy equivocado, es el mismo que mencionaban Boccacio y los demás Cronistas, cuando este decía que cazaban palomas con piedras y “palos”, y los demás con lluvias de palos y garrotes.

Se puede entender por lluvia de palos y garrotes, que todo eran lanzas y jabalinas, cosa que no es del todo cierta. Es verdad que tenían jabalinas que lanzaban contra el enemigo a distancia, con evidente acierto y serio efecto, si hemos de creer las Crónicas y Relatos, pero uno no lanza todas sus armas y se queda desarmado antes del cuerpo a cuerpo. Sabemos, por las descripciones hechas en esos mismos textos, contemporáneos algunos de la Conquista, que básicamente la descripción que en ellas se hacen de “los garrotes” Güanches, se refieren a palos grandes, recios y gruesos, nada aptos para lanzar y sí para el cuerpo a cuerpo, de mejores veras si está armado por grandes bolas, rajas de basalto u obsidiana, astas de cabra o simplemente afilado y endurecido al fuego. No es algo que pueda lanzarse a larga distancia con capacidad de hacer tanto daño como cuentan estos textos. No eran Titanes, sino hombres. Y precisamente, expertos y partidarios de las emboscadas como eran, uno no se esconde a la vera del camino, caso que lo hubiera, sino cerca de la ruta de avance probable del enemigo. Es decir, a cierta distancia, por lo que un lanzamiento de un palo de  entre 1.30 y 2.00 metros, grueso y pesado y posiblemente armado/ lastrado con piedras, a una distancia más allá de los 8 metros, es quedarse desarmado frente a un probable daño causado más que cuestionable (El otro tampoco es un angelito y en el caso de los europeos llevaba protección extra)

Pero si junto con las piedras, proyectil de distancias cortas y medias en llano, y largas si uno está “por encima del los otros”, y con este relieve nuestro lo difícil es no estarlo, se lanzan garrotes pequeños, lo de “lluvia de palos y piedras” cobra un nuevo sentido.

Recordemos lo que decía antes sobre el ejemplar encontrado en Polonia:

“... de más de medio metro de largo y un peso aproximado de entre 2-3 kilos, descubierto en un bosque de Polonia, podía ser lanzado contra animales de caza mayor y su impacto producir la fractura de una extremidad y de dar en un costado, la fractura de varias costillas (Con probable colapso pulmonar por perforación) y, en caso de dar en la cabeza, la muerte súbita por fractura craneal.”

Si este era capaz de abatir un bóvido (Toros, Búfalos, Ciervos gigantes, Alces, caballos, etc.) es capaz de atravesar o romper un escudo de cuero de baca, de madera y cuero, o escachar un casco metálico y destrozar uno que no lo sea. Quien haya visto los huesos de las extremidades de animales grandes y o sus cráneos, habrá comprobado que el grosor de los mismos es muy superior al humano, por tanto son más fuertes que este. Y si un palo de poco más de medio metro, un Tolete, es capaz de romperlos, simplemente lanzándolo ...., es un arma terrible, para cazar grandes animales y hombres.

Pero, ¿Cómo explicar la forma curva de los Croosses palmeros? Si se tratara de Boomerangs ¿Serían rectos? No necesariamente.

Recordemos otro pasaje de la definición de Boomerang que vimos más arriba:

“Pueden adoptar casi cualquier forma y han de ser lanzados de forma que giren sobre su propio eje.”

Si nos fijamos atentamente, vemos que tanto los Croosess o Boomerang de La Palma, como el bastón de Tenerife, a pesar de que los Güanches sabían enderezar

Cuadro de texto:

los palos mediante el uso del fuego, los extremos de ambos presentan cierta curvatura, para facilitar el lanzamiento de las piezas y que giren sobre su propio eje. De otra forma no se entiende que los Crosses no se tallaran en forma totalmente recta y no se enderezara el extremo del bastón, respectivamente.

La voz Güanche que nos ha llegado para denominar estas piezas es Tesegue, calificada como arma de guerra, aunque se podía usar para la caza de palomas, ganado gúanil, control de perros, ladrones de ganado, etc. Como todas las armas que han sido símbolos, en un principio eran simples útiles que posteriormente fueron “ennoblecidos”.

 

 

 

 

 

Como colofón a esta teoría, usaremos una pintura rupestre del Sahara Occidental, del Abrigo Grande del Uadi Pequeño, y que cada cual la valore:

Estas “alabardas”, pero sobre todo la forma de llevarla o portarla, además por figuras masculinas, ¿No recuerda el caso de nuestras Añepas Reales?

 

Rukaden Ait Anaga.



[1] Este término, quiere definir la mezcla producida entre fenicios y los pueblos establecidos en la costa de Libia donde se funda la ciudad de Cartago. Es un término bastante controvertido, ya que si mezcla de pueblos hubo debió ser a pequeña escala y a nivel “muy popular”, casi diría que de entre las clases más bajas y esclavos. Cartago, a pesar de ser una “democracia”, practicaba la esclavitud y sojuzgaba mediante sus ejércitos a otros pueblos para quedarse con sus Riquezas, y no es descabellado pensar por lo tanto, que como todo pueblo colonial desde entonces a hoy, practicaban “la superioridad racial y cultural” con los pueblos a los que sometía de una u otra forma. Así que de mezcla más bien poco, por tanto creo que este término, como otros muchos en arqueología está de por demás por lo inexacto y confuso que es. Además, esta definición se aplicaría solo a partir de la fundación de Cartago en adelante y con la salvedad antes expuesta; Los Pueblos y Culturas anteriores no tienen porque recibir esa definición.

[2] Que se sepa, desconocido en Canarias.

[3] Es la concentración de grasa en la zona de los glúteos, como reserva. Fue característica de los primeros Cromañones, que se parecían al típico habitante del Kalahari que todavía podemos ver hoy.

[4] En muchos lugares del mundo está demostrada la coexistencia entre Neandertales y Cromañones, y nada hace pensar que no fuera una coexistencia pacífica, pero tampoco que lo fuera, y ya sabemos lo que es “la superioridad de las sociedades más tecnificadas y avanzadas frente a otras “más primitivas”.....”

[5] Espacio de tiempo que transcurre entre el Paleolítico Superior y el Neolítico. Se caracteriza principalmente por el paso de una Economía Depredadora, propia del Paleolítico, a una Economía Productora. Es la Etapa de la Evolución humana donde nacen o descubren  las técnicas de domesticación de animales y plantas.

[6] En una de las Añepas de la foto, (Abajo izquierda) se aprecia esta pieza, que puede ser incluso de cerámica.

[7] Debemos tener en cuenta que, pese a las indudables cualidades físicas y predisposición a las formas marciales debido principalmente a su carácter y a su estilo de vida, eran hombres y no titanes, por lo que podemos descartar el lanzamiento de “listones de madera” más propios de las grandes Ballestas de Sitio, como si fueran venablos o jabalinas. Ya vimos que entre el bagaje técnico- cultural del Metchoide o Cromañón está el Boomerang como arma de caza para abatir animales grandes y empleado probablemente en resolver conflictos interpersonales o intergrupales. En este sentido, nosotros no necesitamos ponderar las cualidades físicas y guerreras de nuestros antepasados para “ennoblecer una victoria” caracterizada más por la suciedad y mezquindad de los mercenarios europeos que por sus aptitudes piadosas y guerreras y Morales. En cuanto a Ética y Moral, nuestros antepasados Güanches dieron innumerables ejemplos de superioridad. Esto incluye una superior Cultura Humana, frente al fanatismo religioso y seudo- cultural de los segundones sin fortuna de las casas medievales y los buscavidas y maleantes de las ciudades y pueblos europeos, ávidos de fortuna y riqueza que no dudaban en cometer las mayores tropelías y crímenes para enriquecerse a costa de lo que fuera, para mayor gloria de su bolsa, con la excusa de mayor gloria de su señor y su Dios. Tenían una mayor cualificación técnica, eso es indudable, pero en cuanto a grado de civilización, dejaron/ dejan bastante que desear. Pues la realidad actual nos muestra que en cinco siglos no han cambiado mucho, por así decirlo.

[8] Aunque es sintomática la mirada y la expresión facial que a cualquier canario se le pone al contemplar un palo, llegando muchos a ponerse “perláticos” cuando contemplan una macana, aunque indefectiblemente todos digan que “el palo para caminar (Aunque se sea más sedentario que las piedras) y la macana como adorno ahí puesta (Aunque todo el mundo la lleva en el coche, en la guantera o bajo del asiento donde no se ve)

[9] No vamos a citarlos todos y explicar en que consisten. Ya hay muy buenos tratados sobre los mismos hechos por sus practicantes colgados en Internet.

 

Esferoides de Piedra pulimentada. Un enigma de la arqueología canaria.

 

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Desde el principio de los tiempos, cuando el hombre comenzó a dejar más rastros de su presencia, que sus descarnadas osamentas, comenzaron a aparecer, a veces asociadas a ellas, herramientas artificiales de factura rudimentaria, pero sin duda fruto de la inteligencia de aquellos seres que casi no se diferenciaban de otros hominóides o parantrópidos, que no compartían el mismo “don de la inteligencia” que ha caracterizado al Genero Homo desde sus comienzos.

 

Los artefactos hechos de piedra y otros materiales que se han encontrado a lo largo y ancho del planeta, han permitido reconstruir el proceso y evolución técnica que a lo largo de milenios se produjo, incluyendo los localismos de algunos sitios; Salvando esos pequeños detalles locales perfectamente lógicos y explicables, asistimos a un panorama general que muestra un proceso ascendente de perfeccionamiento de las técnicas de talla, y como digo, aún con esas pequeñas diferencias locales, podemos decir que en general, a los mismos usos y necesidades, el ingenio humano responde con soluciones técnicas parecidas cuando no iguales.

 

Cuadro de texto:  Esferoides bastos sin pulimentarDentro de este contexto, desde los inicios de la talla lítica o de la piedra, se ha venido observando, aún en regiones distantes, la fabricación de bolas o esferoides de piedras más o menos pulimentadas, y en algún caso con un reborde activo perimetral. Sobre el probable uso de estas bolas de piedra, existe un amplio debate que podemos resumir diciendo que por una parte se cree que nos hallamos ante un útil de uso cotidiano, o una forma necesaria previa a la talla y obtención de lascas útiles. Naturalmente, no existiendo estudios rigurosos, los presuntos usos son pura especulación, según reconocen los propios estudiosos.

 

Son útiles elaborados por técnica de repique o pulido basto, más regulares y redondas que las poliédricas. Los esferoides facetados y bolas, se suponen por muchos autores que pudieron servir como armas arrojadizas. Se refieren por un lado a la bola para lanzar con la mano o con honda, y a las bolas pulidas que tienen surco perimetral. Es lo que muchos llaman “bola perdida”, es decir, un arma que se diferencia de la Baleadora por su menor pulimento, por lo que no se la recuperaba tras su empleo, lo cual es un atentado contra el sentido común. Si con las herramientas de hoy no resulta fácil obtener una pieza redonda de piedra, más difícil resulta fabricarla usando útiles de piedra, para perderla o dejarla tirada al primer uso. Realmente se diría que quienes así piensan lo hacen con la mentalidad capitalista de usar y tirar, de cosas desechables al primer uso, etc., sin darse cuenta que para aquellas gentes no era fácil fabricar una herramienta, por lo que procurarían aprovecharla al máximo, y una vez rota o inservible, si era posible obtener de ella alguna lasca, filo o punta útil, la reutilizarían sin dudarlo, sobre todo porque no siempre había rocas adecuadas cerca. No habías cadenas de producción masivas, sino muy rudimentarios minitalleres especializados, porque a todo el mundo no se le dan igual las mismas cosas. Es decir, no todos tenemos las mismas aptitudes.

Cuadro de texto:  Esferoides pulimentados en Canarias. Foto CD Los Güanches de Tenerife. Organismo Autónomo de Museos.Dentro de esta teoría, las bolas o esferoides en forma de cono, bien pulimentados, se asocian con la construcción del arma llamada baleadora, que se usa tanto en la caza como en la guerra. Es necesaria un  cuidadoso acabado del pulimento, de forma que se elimine cualquier arista que perfore el cuero con que van envueltas, al impactar contra el cuerpo de la presa o el suelo, etc. Se necesitan tres piedras de forma esférica con un surco por el que se ata una vez envuelta, o si son en forma de cono, aprovechando el vértice más acusado de dicho cono, a una cuerda de cuero. Cada vez que se usa el arma, es recuperada, lo que la diferencia de las llamadas bolas perdidas que no tienen tanto pulimento y podían ser lanzadas manualmente o con honda.

 

Con respecto a este tipo de piezas líticas en Canarias, nos dice D. Luis Diego Cuscoy en “Las armas de los antiguos canarios”:

Cuadro de texto:

Más interesante nos parece un aditamento que llevaba la capa, un detalle que sólo se da en las islas, incluso en Tenerife. En los ángulos inferiores cosían una piedra o tenique*. Podía servir para  mantener caída la manta y que el viento no la levantara. Pero también se emplearon esas piedras metidas dentro de un doblez, como armas, para golpear. Son piezas muy bien acabadas, incluso con arista viva, para admitir que estuvieran destinadas a dispararlas con honda. Con honda se lanza la primera piedra que viene a mano, pero no se redondea y pule para perderla al primer tiro. Creemos que tales esferoides se emplearon forrados con una piel, sujetos a una correa. De esta forma el guanche estaba en posesión de un arma temible, de una verdadera maza cuyo radio de castigo se podía alargar o reducir según la longitud de la correa. Hemos hallado correas muy resistentes, de hasta tres pieles cosidas, en yacimientos donde han sido encontrados los esferoides, sobre todo en la cueva sepulcral del Llano de Maja. Gracias a esta supervivencia —la del tenique cosido a la manta— hemos podido hallar una explicación lógica al uso de los esferoides de piedra. (Ver sobre el tenique en la manta, Pérez Vidal, 1963, pág. 244 y nota 24)

Las teorías de D. Luis Diego Cuscoy son razonables y coherentes en lo que a los esferoides completamente circulares se refiere, pero no explica la “arista viva” de algunos esferoides encontrados en Canarias, barajándose la posibilidad de que puedan ser armas manuales (Golpear con ellas agarradas dentro de la palma de la mano) o recientemente, como arma personalizada de algún personaje popular, hecha más para el lucimiento y prestigio que para su uso real; Como el caso del jugador de billar que tiene su propio “taco”.

Dejando a parte el lucimiento y prestigio personal, del que tenemos pruebas por ejemplo en los cayados o lanzas del pastor, la primera teoría, de objeto contundente manual no se sostiene, pues ni el borde es cortante, como de forma negligente afirman algunos, y existen en “la panoplia” armamentística Güanche, armas más contundentes sin necesidad de acercarse tanto al contrincante, ni para lanzar, aún a corta distancia, con el riesgo de pérdida o rotura, pues no olvidemos que una de sus facultades era esquivar piedras y lanzas a corta distancia.

 

Quien crea lo contrario, que trate de construir y pulimentar una bola o esferoide de piedra; Aunque antes no se vivía pendiente del reloj y tenían otro concepto del tiempo, tampoco podían dedicar todo el tiempo a construir un solo instrumento, ya que había cosas más inmediatas que hacer. Por otra parte, las Crónicas y Relatos de la Conquista, nos indican “que tenían oficiales para todas las profesiones (Necesarias)”, que vivirían de su trabajo, por lo que tendrían un plazo de entrega, es decir, un periodo de tiempo en que construir uno de estos artefactos le resultaría rentable para el sostenimiento personal y familiar. En otras palabras, de la fabricación del esferoide, tendría que obtener como mínimo lo necesario para subsistir el tiempo empleado en su fabricación, que ni podía ser demasiado ni seguramente sería poco, así que “eso de que tenían todo el tiempo del mundo es bastante relativo”. Por tanto, desde mi punto de vista, los ejemplares no pulimentados no eran usados como piedras de lanzar ni como boleadoras, sino como nos describió Cuscoy en la página anterior.

 

Por otro lado, de forma natural existen proyectiles susceptibles de un uso inmediato y que apenas necesitan trabajo posterior para su uso efectivo. Aunque no siempre se tienen a mano cuando hacen falta y tampoco es para ponerse a buscarlos en el fragor del combate, si es necesario desterrar la idea de que las bolas pulimentadas, especialmente las provistas de una arista, fueran fabricadas para su uso como armas, descartando a priori otros usos tales como herramientas para el trabajo (Gamuzado) del cuero o como pieza móvil de un triturador (Mortero) como el de la foto. El hallazgo de una o varias de estas piezas asociadas a restos humanos, nos estaría indicando “la riqueza del individuo, propietario de dos de estos molturadores (Lo cual indicaría abundancia de grano); Que no aparezcan ambas piezas en el contexto funerario se debería a que, estando el “cadáver roto, sin ese halito vital que le animaba, no se va poner la pieza completa, pues no la va a usar, lógicamente si él está roto o incompleto, sus ofrendas funerarias también lo estarán.”

 

Cuadro de texto:  Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz.Aunque sin estudios traceológicos, etc. no podemos estar absolutamente seguros de su utilidad, si que podemos descartar el empleo de materias vegetales para su pulimentado, como algunas voces canarias afirman o sugieren. El sentido común nos dice que en la escala de dureza de materias o materiales, la madera (Vegetales) está bastante por debajo del basalto u otras rocas de origen volcánico (Grasas, arenas finas y duras, mucho “jarabe de brazo” y una infinita paciencia es el secreto del pulimentado)

 

Aún así, se aprecia claramente una diferencia en el acabado de algunas que las hace diferenciarse claramente de la mayoría de ejemplares encontrados. Los ejemplares pulimentados, con una enorme cantidad de trabajo detrás, deben tener otro uso más razonable y adecuado, reitero, al enorme esfuerzo de confección que el útil lleva aparejado, y que desde mi opinión, solo tiene justificación si tienen la finalidad del culto religioso. Para entender este punto de vista, es necesario que hagamos algunas consideraciones sobre la Religión Güanche.

 

La Religión Güanche se circunscribe en el grupo de religiones animistas primigenias, heredera directa de la religión ancestral africana que caracterizó principalmente el Paleolítico y el Neolítico, aunque en este último surgen los rudimentos que luego conformarán las religiones patriarcales politeístas.

 

La principal característica de estas creencias ligadas a la Naturaleza, es la creencia en una Diosa, Madre y Virgen, que encarna a toda la Creación, de todo lo que ha sido, de todo lo que es y de todo lo que será; En definitiva, de todo el Universo, de la Chaxiraxi de nuestros Güanches. Por lo tanto está presente en todo lo que vemos y sentimos, en todo lo que apreciamos con nuestros sentidos y todo lo que somos capaces de sentir en el ámbito espiritual y afectivo. Es el todo. En tanto que es el “todo”, su culto se desarrollará principalmente en ambientes naturales, con simbología totalmente identificada con el concepto del todo, lo que incluye grutas o cuevas, paisajes especialmente llamativos o significativos, montañas, bosques, fuentes, árboles, y otros elementos naturales, entre los que naturalmente se incluyen los astros y las estrellas y conjuntos de estas. Pero cuidado, no cada astro, o el cielo o una montaña es un Dios distinto. De toda la historiografía que he podido consultar sobre el tema, solo León el Africano[1] fue capaz de transmitirnos una idea casi auténtica de las creencias de los norteafricanos de su tiempo:

 

“Es verdad que los africanos de Numidia y Libia adoran los planetas y les hacen sacrificios. … Las gentes que profesan esas creencias admiten que las esferas celestes, el firmamento, los elementos, los planetas y todas las estrellas son un dios.”

 

Son Dios, un solo Dios, no muchos. A pesar de esa precisión que no encontramos en otros autores, León el Africano habla de Dios y no de Diosa, error que no solo él comete, pues como otros, son creyentes en dioses masculinos y generalmente guerreros. En el ámbito cultural Amazigh, este concepto es femenino, como lo fue de sus antepasados, por lo que debemos entender que es Diosa y no Dios el concepto que debemos manejar en el ámbito geográfico norteafricano pre islámico y anterior a la presencia de pueblos euroasiáticos en la zona. Incluso en Egipto se rindió culto a la Diosa antes de que las estructuras político sociales del Neolítico avanzado impusieran un panteón de  Dioses masculinos.

 

Estas creencias fueron contaminadas con la presencia de los pueblos de la antigüedad que tuvieron contacto con ellos, tales como fenicios, griegos focences, romanos, etc. en las áreas de su influencia, pero en general fue la invasión musulmana quien produjo un derrumbe de las creencias ancestrales al ser forzados a abrazar el Islam, aunque todavía resiste en algunas zonas.

 

La tradición primitiva africana nos habla de la “Calabaza primordial. Al comienzo de toda la existencia había una calabaza. Ella llenaba el tiempo y el espacio. Ella era la totalidad. Separada horizontalmente por la mitad, su tapa formaba el cielo y su copa la Tierra. La vida nació de la iniciativa del cielo que, un día, envió su Agua sobre la superficie de la tierra. [2] De ahí, a la teoría del huevo primordial apenas hay diferencias; Se desconoce como y cuando el huevo primordial ocupó el lugar de la calabaza, aunque si una cultura africana se ha caracterizado por el uso de huevos de avestruz, con una intensidad capaz de condicionar la visión que sobre este objeto natural se pudiera tener a priori, es primero La Cultura del Cromañón Güanche o Metcha al Arbi o Afalou y luego la Capciense. Esto me permite sugerir que tal vez, los Metchoides paleolíticos, no conociendo la germinación de semillas, para ellos lo más parecido al misterio de la vida, sería el del huevo, y luego, con el desarrollo de la incipiente domesticación vegetal del Epipaleolítico/ Neolítico, se sustituiría el concepto de huevo por el de calabaza. Quien sabe…

 

Tuviera el origen que tuviera, lo cierto es que debido al eurocentrismo radical, racista y al servicio de la política colonial europea, poco se sabe de las creencias de los pueblos y culturas pre islámicas norteafricanas; Sin embargo si que se tienen suficientes indicios para señalar a la Estrella Canopo como el actor principal o uno de los principales, sobre el que gira toda una cosmogonía religiosa que se extiende por todo el Norte de África, y que la identifica como la más antigua, la más brillante y de la cual nació todo el universo que conocemos y suponemos. Es decir, el concepto de Huevo Primordial va más allá del espacio que primitivamente ocupaba la Diosa Madre “solo de la Vida”. Esto podría ser debido a que en su largo camino evolutivo y de desarrollo intelectual o cognitivo, el ser humano primitivo comprende el hecho de que si de un huevo nace la vida y se multiplica, lo mismo todo el mundo que le rodea, todo lo que ve, siente y presiente, sin duda tuvo que nacer de un huevo primigenio o primordial. No solo La Vida animal y vegetal, sino los ríos, las montañas…. Otras culturas hablan de útero primordial, etc. pero básicamente se trata de transmitir un concepto parecido salvo que la teoría del Huevo engloba todo lo que otros, posteriormente, han denominado “La Creación”, para dar idea de globalidad.

 

Volviendo a León el Africano, quizás el único que “casi comprendió”, nos habla de que los Amazigh identifican los planetas y esferas celestes con el concepto de Dios, aunque como hoy se sabe, debería haber dicho Diosa. La sutil diferencia que introduce este autor, es que nos habla de monoteísmo, frente al resto, que nos indican todo lo contrario:

 

Pomponio Mela y Cayo Plinio Segundo nos dicen que hay pueblos que desde que sale el sol y a su puesta, le llenan de maldiciones e improperios, lo que evidenciaría otro tipo de creencias diferente a lo que hemos dicho hasta ahora. Como sabemos que toda esta gente se copiaban unos a otros, en un antiguo “corte y pega”, cogiendo solo aquello que interesa para sostener la opinión propia y descartando lo demás (¿Quién dijo que han cambiado las cosas en varios milenios?), buscamos otra fuente más antigua y encontramos a Herodoto:

 

“CLXXXIV. Mas allá de los Garamantes, a distancia también de diez leguas de camino, se ve otro cerro de sal, otra agua y otros hombres que viven en aquellos alrededores, a quienes dan el nombre de Atlantes; son los hombres anónimos que yo conozca, pues si bien a todos en general se les da el nombre de Atlantes, cada uno de por sí no lleva en particular nombre alguno propio. Cuando va saliendo el sol le cargan de las más crueles maldiciones e improperios, porque es tan ardiente allí, que abrasa a los hombres y sus campiñas...”

 

Y siendo la fuente original el relato de Herodoto, y reconocer él mismo que la mayoría de las veces “le contaron, o según cuentan o dicen...”, debemos tener precaución con las fuentes historiográficas de salón o despacho que se diría hoy día; Lo más probable, como en épocas posteriores se ha constatado por ejemplo, en el caso de los Güanches de Canarias (Pertenecientes a este Mundo Amazigh), al amanecer se reunían “para saludar al sol” según nos cuentas las fuentes canarias (Crónicas y Relatos de la Conquista y otros documentos más modernos), aunque como en el caso de León el Africano, estas deben ser pasadas por el tamiz de la “Tasmuni o Tradición Oral” y la Etnografía comparada. Así pues, calabaza o Huevo, es el principio de todo. Y ese principio es identificado entre todas las esferas celestes y tiene un nombre, Canopo.

 

Canopo tiene una especial connotación en Canarias, que confirma la teoría de la Diosa Madre Paleolítica, expresada en el culto asociado de las llamadas “Venus[3]”, que ya desde el erróneamente definido como “Homo grimaldiense” en realidad Ateriense norteafricano proto Metchoide, tenemos constancia real de su existencia (Venus de Grimaldi o Polichinela) En efecto, aunque no hay un acuerdo general en cuanto a las fechas en que comenzaba el Calendario anual Güanche, si se tienen bastantes elementos de juicio para afirmar que están relacionados con el Beñesmer, fiestas que solo sabemos con seguridad que se realizaban una vez recogida la cosecha, lo que nos sitúa en Canarias a finales del Verano. Eran unas fiestas de tanta importancia en el mundo mágico- religioso y social Güanche, que al igual que en las olimpiadas griegas, aunque hubiese guerra, había libertad absoluta de paso sin peligro alguno para cualquiera que tuviese que atravesar el territorio para acudir a ellas.

 

Y aquí entroncamos con la visión religiosa de la cuestión desde otro ángulo distinto, pero que sin embargo nos da una aproximación bastante precisa de qué fecha podía ser esta, y que está asociada sin duda alguna a la llamada “aparición de la imagen de la Virgen de Candelaria”. Como se sabe, la Iglesia Católica, dentro de su estrategia de aculturización y destrucción de las creencias y cultura de los pueblos que caían bajo su influencia, hacían aparecer imágenes religiosas cristianas allí donde había centros religiosos “paganos” y construían un templo y un culto a su alrededor.

 

Así, en algún momento de mediado el mes de Agosto de un año cualquiera (No hay consenso tampoco sobre el año concreto en que hicieron aparecer la imagen cristiana en las playas chicharreras), esta imagen que no se parece en nada a la de hoy, aparece en las playas del Menceyato de Güimar, y podemos estar seguros que en la concurrencia de dos hechos simultáneos; Primero un culto a la Diosa en los alrededores del lugar  y segundo, en las fechas inmediatas a su supuesta aparición milagrosa. Esto es confirmado por el hecho de que en la misma playa donde la colocaron los frailes o sus auxiliares, fue el lugar elegido posteriormente para decapitar a las sacerdotisas y los sacerdotes (Harimaguadas y Kankus) de la religión Güanche, “para dar a entender el cambio a los que quedaban”.

 

La relación entre Canopo (Huevo primordial) y la Candelaria, está no solo en las fechas, sino en la simbología aparejada, ya que en que las primitivas imágenes “que aparecían milagrosamente” en Canarias, llevaban en una mano un objeto redondo que se supone representaba el mundo[4]. Es decir, un objeto parecido a un huevo. Lo lógico es que si una imagen aparece llevando en la mano “un huevo o similar” en las fechas más o menos inmediatas en que se celebra el culto a Canopo o huevo primordial, los fieles o creyentes en esto último, asociarán una cosa con otra llegando a la conclusión final de que son la misma cosa. Y los Güanches la llaman Chaxiraxi, concepto asociado al Todo, al Universo, aunque los frailes, aquellas bestias taradas por el fanatismo, trataron de inculcarles que esa palabra de su mismo idioma, en realidad significaba, la Madre del que sostiene el mundo en sus manos.

 

Por supuesto, las fechas en que se llevaban a cabo estas festividades y ceremonias guanchinescas coinciden con los movimientos perceptibles de Canopo en la bóveda celeste, tal como han demostrado los cálculos sobre el Orto y la Puesta de esta estrella en los últimos 3. 000 años, arrojando fechas que oscilan entre el 18 al 30 de Abril el Orto, es decir, cuando aparece en el cielo, y del 12 al 23 de Agosto la Puesta, es decir cuando deja de ser visible. Por ello, al aparecer esta imagen en las playas de Güimar, los Güanches viendo que llevaba un objeto redondo en las manos, creyeron que se trataba de una estrella que había caído del cielo; Concretamente Canopo. Lo demás de la leyenda y aditamentos milagreros posteriores no tiene ni pies ni cabeza, pues a ningún Güanche se le ocurriría interpelar a una mujer en descampado sin que ella primero le diera pie, pues se jugaba la vida en ello, tal como tenían por Ley; No digamos intentar agredirla. Y mucho menos si trataba de representar o hacerse pasar por un símbolo sagrado de los habitantes de la Isla.

 

Así pues, tenemos que un objeto más o menos redondo tenía un significado ciertamente sagrado entre los Güanches, por lo que esa pequeña cantidad de esferoides de piedra, especialmente pulimentados y en algún caso con arista, podrían encuadrarse dentro del ámbito religioso, pues como hemos visto, desde el punto de vista práctico, resultaría onerosa su fabricación, salvo en personajes lo bastante ricos como para pagar el tiempo y el trabajo de un artesano, posibilidad que no debe desdeñarse, porque la excentricidad humana es así, aunque yo creo que tal cantidad de trabajo solo tiene una explicación mágico religiosa; Si por accidente o mal uso un esferoide se pierde o estropea, se “pierde inmediatamente lo que costó fabricarlo y el prestigio de su posesión”. Un Kanku (Sacerdote) o Harimaguada (Sacerdotisa) a buen seguro que tendrán el suficiente cuidado como para que no se desperdicie la cantidad de proteínas, tiempo  y trabajo empleados en su elaboración por la comunidad.

 

Se me escapa como podrían ser los rituales en los que fueran empleados los esferoides, aunque tengo la sospecha que podría estar relacionada con las cazoletas o con observatorios astronómicos u otros enclaves o construcciones. En concreto, asociado a las cazoletas, un lugar donde se realizan libaciones de agua, leche, etc., ¿El esferoide se situaría en la parte más alta e inicio, símbolo de la Diosa Madre, dadora de vida y de las dádivas y alimentos que permiten la vida, (Al derramar la leche, miel, etc. sobre ella) “de la cual surge el alimento vital que se extiende (Por las cazoletas) por el mundo o la tierra...”?

 

En relación con lo astronómico, los esferoides pulimentados y provistos de aristas, vistos de frente pueden representar un eclipse de sol; Esto entroncaría con las creencias maziguias actuales más de lo que a primera vista parece. “Nos narran las viejas leyendas del desierto, que La sol, como una vieja áspera de carácter y que todo lo seca y quema, contrajo matrimonio con un pobre viejo, que es la luna. No se entienden entre sí y de ahí resulta que siempre estén separados el uno de la otra; A veces, el pobre marido, apenado por su esposa (En los eclipses) le pide perdón[5]

 

No es más que una hipótesis no exenta de cierto romanticismo que, la ciencia arqueológica deberá confirmar o descartar. Pero aunque de momento sean más las preguntas que las respuestas, no cabe duda que estas dudas son capaces de socavar la racionalidad de los argumentos que encasillan los esferoides de piedra pulimentada, en simples útiles de piedra de los que no se sabe con certeza su utilidad real.

 

Para saber más sobre la Religión Güanche consultar en  el siguiente enlace:

https://iglesiaguanche.blogspot.com.es/

 

 

 


[1] (Wikipedia) Hasan bin Muhammed al-Wazzan al-Fasi (Hasan, hijo de Mohamed el alamín de Fez) (Granada1488 – Túnez1554), conocido como León el Africano, fue un diplomático y explorador andalusí, conocido por su obra Descrittione dell'Africa (Descripción de África), en donde describe la geografía del norte de África.

[2] Las religiones libio-bereberes en la antigüedad Josué David Ramos Martín Universidad de La Laguna

[3] Incomprensiblemente todavía son llamadas Venus Neolíticas, cuando la mayoría son Paleolíticas, representando quizá la “primera religión”.

[4] Salvo la Virgen del Pino en Gran Canaria, donde cierto Capitán inglés, “un hereje anglicano”, calumnia al cura del lugar, que sacralizó el pino al que los Güanches rendían culto como representación de la Diosa, y no teniendo otra cosa a mano, hizo colocar por un criado portugués una estatua de múltiples brazos y procedencia hindú que habría requisado de algún barco, como tenía por costumbre la Inquisición en Canarias, por aquellos tiempos. Habrá que investigar convenientemente este asunto.

[5]Las religiones libio-bereberes en la antigüedad Josué David Ramos Martín Universidad de La Laguna

 

 

Enlaces de interés

Historia Religiosa del Pueblo de Arafo

https://chaureroeguerew.blogspot.com.es/2013/08/historia-religiosa-de-arafo.html

El Chaurero n Eguerew

https://chaureroeguerew.blogspot.com.es/

La Gaveta de Aguere- Documentos

https://lagavetadeaguere.blogspot.com.es/search/label/DOCUMENTOS

Blog la Gaveta de Aguere

https://lagavetadeaguere.blogspot.com.es/

Iglesia del Pueblo Güanche

https://iglesiaguanche.blogspot.com.es/2013/08/la-diosa-madre-en-las-islas-canarias_25.html