De silvos, ahumadas y atalayas

16.12.2013 20:59

Sistemas de Comunicación Güanche.

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A menudo, solemos asociar el uso de señales de humo con las “películas del salvaje oeste norteamericano”(Salvaje desde la llegada de los europeos), que muestran el típico estereotipo del uso de las señales de humo por parte de las Naciones Indias de aquellas latitudes, pues la “Cultura oficial del Imperio” ha hecho creer a todo el mundo, Holliwood mediante, que este singular método de comunicación es patrimonio de estos pueblos, primeros habitantes de las extensas llanuras y montañas que conforman la llamada América Anglosajona o Norteamérica. Nada más lejos de la realidad. Desde muy antiguo está acreditado el uso de este primitivo sistema de comunicación, humo por el día, luz (De las hogueras) por la noche.

En el caso de Canarias, el Güanche, enfrentado a una orografía feroz que dificultaba el desplazamiento de las personas y la visión de horizontes amplios, limitados a los barrancos donde se establecían los poblados y sus alrededores, hubo de desarrollar sistemas eficaces que sortearan en lo posible los obstáculos geográficos y aprovecharan las pocas cualidades que este pudiera ofrecer.

Así pues, el Canario antiguo explotó las cualidades sonoras que nuestra agreste geografía ofrecía, ya que el “eco” se propaga fácilmente entre la maraña de barrancos insulares, usando un medio de comunicación rudimentario pero eficaz, cuyo uso ha sido constatado en numerosos rincones del planeta desde la más remota antigüedad: el uso de caracolas marinas.

Pero no debía ser fácil encontrar “bucios” de dimensiones apropiadas aún en tiempos donde no había un deterioro medioambiental tan acusado como en la actualidad, además de que son elementos más o menos frágiles[1]. Por otra parte, los sonidos que se pueden obtener con estos elementos son limitados y difíciles de modular, lo que representa un obstáculo para crear un sistema eficaz y completo de comunicación.

Nació así el Silbo Canario, entiendo que como medio de mejorar las limitaciones que ofrece el uso de las caracolas marinas o bucios. Seguramente, en principio pudo estar limitado a señales necesarias para dirigir el ganado, que fueron evolucionando hasta constituir un eficacísimo sistema de comunicación que ha sobrevivido hasta hoy, circunscrito solo a la Isla de la Gomera, pero que podemos afirmar era conocido en todas las islas, lo que demostraría que o bien existían contactos interinsulares o fue un elemento cultural que vino con los primeros elementos poblacionales procedentes del Continente Africano, donde se deberían buscar los antecedentes de dicho Sistema de Comunicación.

Así mismo, y debido a la limitación que ofrece esta novedosa y peculiar forma de comunicarse a cierta distancia y a la necesidad de comunicarse a larga distancia, pues es necesaria una cadena de receptores/ transmisores del mensaje, hasta llegar desde un punto a otro, mayor cuanto más lejos fuera preciso transmitirlo, puso en marcha otro sistema de comunicación a larga distancia: Las ahumadas o señales de humo a las que me refería al principio.

En efecto, las características de la orografía insular, con abundantes atalayas naturales, venían a suplir las deficiencias que tanto el uso de silbidos como caracolas presentan a largas distancias, cuando estos no llegan o llegan tan débiles que pueden confundirse con otros ruidos naturales, prestándose a interpretaciones erróneas. Además era necesaria una cadena de receptores/ transmisores más numerosa, lo que obligaría a dedicar mayor número de personas solo a labores de comunicación entre poblados y entre los Menceyatos o Cantones de cada Isla, personas que la Comunidad habría de sustentar. Esta necesidad se haría más apremiante en el futuro, cuando los mares canarios comenzaron a ser recorridos por navegantes europeos ávidos de rapiña.

El uso de señales con humo, reduce considerablemente el número de receptores/ transmisores de mensajes a larga distancia, ya que situados en las crestas o picos más altos y visibles, los más destacados en el paisaje, posibilita que a larga distancia se vean las ahumadas, con lo que una noticia se podía transmitir de un punto a otro de cada isla en muy poco tiempo.

Ejemplos documentales del uso de estas ahumadas, como las llamaron los europeos, tenemos en las Crónicas y Relatos de la Conquista europea; Veamos algunos:

  • Viera y Clavijo.

 “Hacían sus señales y avisos con ahumadas, y se entendían con silbidos de centinela en centinela..

 “Sin embargo, como los Güanches habían advertido desde sus atalayas la diligencia de las naves enemigas, dieron pronto aviso al Mencey de Anaga, Principe valeroso que conmovió la tierra de tal modo, que se vió en menos de tres horas a la cabeza de mil y quinientos vasallos que marchó apresuradamente por encima de los cerros y montañas que bordean aquel puerto, a fín de cortar a los cristianos su marcha a la Laguna.

  • Juan de Abreu Galindo.
  • Y cuando tenían guerra, con ahumadas se entendían, y con silvas que daban de lo mas alto y el que los oía silbaba al otro, y así de mano en mano en breve tiempo se convocaban y juntaban todos.
  • “Los canarios como estaban lastimados de los sobre saltos y alteraciones que cada día les deban, estaban muy sobre aviso siempre puestas sus atalayas por la costa y las armas prestas acudieron á la defensa y á estorbarles la entrada”.

·        Núñez de la Peña de Tenerife.

“....acordaron que cada Rey pusiese atalayas en las sierras mas altas de sus reinos, que descubrieran el mar para que diesen aviso, cuando viesen algún navío, que no los cogiese de susto, y descuidados el enemigo, y que estuviesen todos con cuidado.”

        “... desembarcaron Diego Garcia de Herrera, y 400 (hombres, que los otros ciento quedaron en las embarcaciones. Luego que las atalayas divisaron las velas, dieron la nueva á sus Reyes, ...

    “..fueron de parecer de que á la media noche por no ser vistos de las atalayas que en la cuesta estaban, subiese el ejército á la Laguna.”

“.... vasallos, se había retirado detrás del risco y sierra que dicen de Tigaiga; y tenia puestas atalayas que le diesen aviso cuando los españoles pareciesen, diéronselo como tenían puesto el real en lo alto de Taoro..”

No deja de sorprender que con el humo de hogueras, sometido a cubrimiento y descubrimiento a intervalos de tiempo establecidos, con pieles o esteras de palma, servía como un telégrafo moderno, con el cual se comunicaban a grandes distancias, pues al contrario que mediante silbidos o bucios (Caracolas) que dependían del eco para acrecentar la distancia (Aunque con el riesgo de confusión debido a “las repeticiones), pues al depender de la vista, esta llega mucho más lejos, a condición de que haya buena visibilidad (Que no haya obstáculos o esté nublado). No mencionan si por las noches, que no se ve el humo, podían así mismo comunicarse mediante la luminosidad de las hogueras, que lo mismo, cubriéndolas y descubriéndolas podrían haberlo hecho.

Este sistema de comunicación de nuestros antepasados, además de necesitar un acuerdo o consenso general en cuanto al significado y forma de las columnas de humo, también requería el acuerdo sobre los lugares donde situar las Atalayas, que debían ser fijos, para que los mensajes pudieran llegar a todos los rincones de las Isla. Así, desde cualquier lugar desde el que fuera necesario, se podría enviar un mensaje, ya que estas Atalayas funcionaban, comparativamente hablando y salvando las distancias técnicas y temporales, como los modernos repetidores de telefonía, que situados en lugares estratégicos, tejen una red de comunicaciones entre lugares distantes, sin que los interlocutores tengan contacto físico más o menos cercano.

Además, estos lugares debían ser conocidos por todos para que este sistema fuera eficaz, pues las señales hechas a boleo desde cualquier sitio, podrían o no ser vistas por los Atalayeros, luego requerían que hubiera un conocimiento más o menos general de los lugares donde estaban situadas, que serían las elevaciones geográficas más relevantes y aquellas necesarias para intercomunicar vertientes geográficas (Norte y Sur por ejemplo, o zonas divididas por Valles amplios, como la vega de Eguerew, donde hoy se asienta la ciudad de La Laguna) Como ejemplo, diré que en la hoy vega lagunera, contaba con dos Atalayas, una en San Roque y otra en (Precisamente) la montaña de la Atalaya, al objeto de comunicar ambas costas o demarcaciones geográficas (Sur y Norte)

Este método de comunicación mediante señales con humo de hogueras, la podemos encontrar en otros lugares del Norte de África, donde se usó ampliamente hasta tiempos históricos:

“....Existió una verdadera cadena de transmisión óptica desde muy antiguo a través de las atalayas. La necesidad de una cronología lunar precisa, tanto en el culto islámico como en el judio, hizo necesaria unas primeras cadenas de transmisión de noticias (Vernet, J. 1981). Es evidente la existencia en Occidente y en la Península Ibérica, de torres de señales mucho antes de la llegada del Islam o del cristianismo, por ejemplo en la época ibérica y púnica está atestiguada ampliamente en la costa mediterránea africana (Azuar 1995 y 2004; VV.AA. 1995). Ibn Marzuk nos indica que el sultán Abu-l-Hassan, en la primera mitad del siglo XIV, construyó numerosas atalayas en toda la costa de África, capaces de pasar una señal de humo desde Salé (Rabat) hasta Argel, en menos de una noche, de forma que no aparece ninguna nave en el mar en dirección a tierras musulmanas, sin que el aviso aparezca en estas atalayas, advirtiéndose a la gente de todo el litoral (Ibn Marzuk 1979, 330).”

“....En época califal también se favoreció la construcción de rábitas costeras que tenían la función de atalayas (Lirola, J. 1993). La eclosión de la piratería y del corso berberisco y turco en el siglo XVI, multiplicó las torres de costa que podemos observar en las costas de la Península Ibérica, pero no hay que olvidar que algunas de estas torres tienen un origen que podemos remontar al menos a época medieval”.

Para concluir, decir que nuestros antepasados Güanches, a pesar de los condicionantes que el Medio físico les imponía, supieron adaptarse y sacar provecho de los Recursos de este, convirtiendo en positivo aquello que era, en principio, negativo, es decir, sacar provecho de lo negativo de una Orografía y condiciones adversas.

 

Rukaden Ait Anaga

 


[1] Si por descuido o accidente se cae al suelo y o rueda un trecho sobre rocas duras, se puede romper fácilmente.